un universo lleno de fantasía, risas y emociones, donde las palabras se convierten en versos juguetones que acarician la imaginación de los más pequeños.
Acompañados de coloridas ilustraciones y personajes encantadores, descubriremos cómo los poemas despiertan la creatividad y la curiosidad en los corazones infantiles. Prepárense para sumergirse en una aventura poética llena de diversión y aprendizaje que capturará la atención de los pequeños lectores y los transportará a un mundo de sueños y emociones. ¡Comencemos este fascinante viaje lleno de versos y alegría!
Inspirado en «Cómo se dibuja un niño» de Gloria Fuertes
El arte de trazar un niño con amor,
pintarle un flequillo enérgico,
mientras goza un helado dulce,
pecas traviesas en su carita, travesuras en su corazón.
Continuemos el dibujo con una redondez de queso,
es el niño moderno, jarabe con soda bebe con exceso,
vaqueros desgastados, un agujero con estilo,
y una camiseta americana, con gorrita de pana, su atuendo audaz.
Las botas de futbolista, porque él es un artista,
siempre riendo, inteligente en su actuar,
bajo el brazo, un cuento emocionante,
por eso, su sonrisa no deja de brillar.
Para dibujar un niño, dibújalo con amor.
Inspirado en «Los ratones» de Lope de Vega
Los ratones, sabios reunidos,
planeaban liberarse del astuto gato,
tras largos debates y opiniones,
concluyeron que un cascabel le pondrían.
Apareció un ratón barbicano,
colilargo, de hocico prominente,
erizando su grueso lomo,
y al senado romano dijo de forma elocuente:
¿Quién de nosotros se atreverá,
a colocar el cascabel sin temor?
Con valor y decisión,
nos libraremos de su merodear.
La plaza, una majestuosa torre sostiene,
la torre, un balcón alto y solemne,
el balcón, una dama encantadora,
la dama, una flor de pureza sublime.
Un caballero cruzó el camino,
¿por qué motivo? Nadie lo sabrá,
la plaza con torre y balcón,
con su dama y la blanca flor, se llevó.
Inspirado en «Manuelita la tortuga» de María Elena Walsh
Manuelita de Pehuajó partió,
¿por qué motivo? Nadie lo comprendió.
Camino a París, paso a paso avanzó,
con su espíritu inquieto y decidido exploró.
Manuelita, Manuelita,
tu vestido de malaquita brilla,
tu valiente paso nos cautiva,
¿adónde llegarás, tortuga audaz?
Manuelita, enamorada se encontró,
un tortugo en su camino halló.
Se preguntó qué hacer,
temía que por su vejez no lo quisiera tener.
En Europa decidió embellecer,
la tintorería la hizo resplandecer.
La plancharon con esmero en francés,
de un lado a otro, perfecta lució,
con peluca y botines, el amor floreció.
Tantos años para cruzar el mar,
su viaje arrugó su andar,
pero regresó al punto de partida,
por su amor, todo valía la pena.
Inspirado en «Las hadas» de Rubén Darío
Las hadas, criaturas hermosas y puras,
existen, mi dulce niña,
Juana de Arco las contempló en la campiña,
con sus alas aladas y azucenas.
Las vio también Mahoma al dejar el mirab,
mientras Shakespeare, en sueños, encontró a la Reina Mab,
dama diminuta de risa celestial,
que en los sueños reales solía vagar.
En la cuna de princesas antiguas,
las hadas hablaban con palabras misteriosas,
prediciendo su futuro, alegres y dudosas,
destinos brillantes y virtuosas.
Algunas buenas, otras traviesas,
con diademas y alas, pequeñas y bellas,
volaban esparciendo magia y destellos,
una jorobada también, la malvada Carabosa.
Pero, mi niña, a ti ninguna hada acudió,
porque cercana a ti estaba la más excelsa,
la Reina de las Estrellas, María, tu Madre eterna,
con sus consuelos divinos, bendiciones sin fin.
Que su luz guíe tu camino siempre,
protegiéndote con su amor,
enfrentando el mal con su esplendor,
perfumando tus sueños con su nombre trascendente.
Inspirado en «Mariposa del aire» de Federico García Lorca
Oh, mariposa del aire tan hermosa,
dorada y verde, vuelas ligera,
luz del candil en ti se refleja,
oh, quédate ahí, ahí, ahí, maravillosa.
No te detienes, sigues tu danza,
libre como el viento, sin tardanza,
mariposa del aire, dorada y verde,
oh, quédate ahí, ahí, ahí, plácida y serena.
¡Quédate ahí, preciosa mariposa,
con tu traje de colores brillantes,
tu vuelo alegre y emocionante,
dançando en el cielo con graniosa!
Inspirado en «Soneto de repente» de Lope de Vega
Un soneto me pide hacer Violante,
nunca pensé estar en tal aprieto,
catorce versos, un reto completo,
burla, burlando, avanzo adelante.
El primer terceto he alcanzado,
y no falta consonante por doquier,
con paso seguro, sin perder,
a la siguiente estrofa me he aproximado.
En el segundo, confiado sigo,
creo que pronto habrá sonreído,
la musa que mi verso ha bendecido.
Los trece versos casi completados,
catorce en total, está concluido,
¡el soneto terminado y logrado!
Inspirado en «La princesa está triste» de Rubén Darío
La princesa, con rostro de fresa,
suspiros tristes escapan de su ser,
perdió la risa, y en su piel se aprecia,
un tono pálido, en su silla de oro está.
Mudo el teclado, sin música suena,
olvidada una flor en un vaso se desvanece,
el jardín con pavos-reales se llena,
mientras el bufón con su risa entretiene.
La princesa, sin emoción, sin sentir,
persigue ilusiones en el cielo de Oriente,
una libélula vaga en su corazón se mantiene,
anhelando ser mariposa o golondrina, sueños a cumplir.
El palacio, su cautiverio, la agobia,
anhela ser libre como la crisálida,
sueña con un príncipe que la siga,
hacia un mundo de amor y alegría.
-¡Oh hada madrina, consuélala ahora!,
un príncipe valiente la espera,
con su beso de amor, su corazón enamora,
la princesa sonríe, ¡la tristeza se esfumará!
Inspirado en «Abril» de Juan Ramón Jiménez
En el chopo, el chamariz canta,
y en el cielo azul se eleva,
reflejándose en el agua clara,
la hojita nueva se mece y se alegra.
La rosa florece con orgullo,
un jardín de pavos-reales se adorna,
los pavos parlanchines, risueños y bullosos,
llenando de colores la mañana adornan.
Pero el abril, con su esplendor,
trae consigo algo más hermoso,
mi corazón, unido al tuyo, con fervor,
la mayor joya que abril ha formado.
Inspirado en «Contame un cuento» de Silvia Schujer
Contame una historia encantadora,
que vuele en mis sueños esta noche,
letras doradas, estrellas luminosas,
dulces melodías, un cuento que conmueva.
En un reino lejano y mágico,
donde hadas danzan en el rocío,
un valiente caballero en su corcel,
busca rescatar a una princesa cautiva.
En un bosque encantado, oculta una llave,
que abrirá un portal a mundos desconocidos,
con dragones alados y ninfas danzantes,
donde la fantasía se mezcla con la realidad.
Contame un cuento tranquilo y ligero,
para que descanse bajo mi mano,
envuelto en mantas de fantasía,
donde la magia sea mi compañía.
En una casita de campo, rodeada de flores,
vive una abuela sabia con cuentos infinitos,
sus palabras se tejen como hilos dorados,
en mi alma, su voz deja sus suspiros.
Un hada traviesa con risa juguetona,
esconde secretos en el jardín,
me lleva de la mano a un mundo encantado,
donde los sueños se hacen realidad.
Contame un cuento misterioso y velado,
tras el silencio, aventuras susurran,
que cada palabra sea como un hechizo,
envolviendo mi mente, dejándome en hechizo.
En un castillo en lo alto de la montaña,
una reina triste espera un príncipe encantado,
pero el destino le reserva sorpresas,
cuando el viento susurra en su oído.
En un bosque sombrío, un tesoro perdido,
guardado por criaturas místicas,
el valor del corazón, la llave escondida,
para desentrañar el enigma prohibido.
Contámelo con calma y pausadamente,
que cuando cierre los ojos, sea mi alivio,
con cada palabra, un suspiro relajado,
como arrullada por un suave viento cálido.
En el silencio de la noche estrellada,
una melodía de cuentos se despliega,
me envuelve en un abrazo de letras y sueños,
hasta que el amanecer me despierte.
En un mundo de fantasía, danzan las mariposas,
mientras las sirenas cantan melodías dulces,
un bosque de cristal esconde tesoros brillantes,
y en cada página, una nueva aventura me seduce.
Inspirado en «La escalera» de María Cristina Ramos:
El ciempiés, con muchas patas,
temía ascender la escalera,
se enredaba, daba saltos,
tijera en su paso jugueteaba.
La escalera se alzaba,
hasta las ramas de la higuera,
donde una casa se ocultaba,
y en el estante, cerezas sinceras.
Las patitas temblaban, de miedo,
ante el reto de la escalera,
mas cuando la noche caía,
el ciempiés con valentía se despierta.
La escalera extendía sus brazos,
llegando hasta las estrellas,
entre plazas y juegos que maravillan,
una experiencia nueva, quería probar en ellas.
La hermana sabia y amable,
consejos le daba, sincera,
una a una, en los peldaños,
sus patitas, con tiqui taca, alzaba.
El ciempiés, poco a poco, ascendía,
el ruido de la madera lo alentaba,
tiqui taca, taca dentro, taca fuera,
la escalera, su corazón alegraba.
En las estrellas, un mundo fascinante,
bicicletas y juegos, todo esperaba,
si subes por la escalera vibrante,
mil aventuras en el cielo encontrarás.
El ciempiés valiente y decidido,
con cada peldaño, la confianza crecía,
hasta alcanzar las estrellas del firmamento,
donde sueños y fantasías se fundían.
En cada estrella, un mundo distinto,
donde criaturas mágicas coexisten,
y entre risas y risas, juegos infinitos,
el ciempiés, en un universo nuevo se sumerge.
La escalera, con su magia sin igual,
guiando al ciempiés en su camino,
hacia destinos llenos de asombro,
donde cada sueño encuentra su destino.
Los peldaños, testigos de su valentía,
sus patitas, con tiqui taca, avanzan,
hasta un universo de sueños y poesía,
donde cada estrella, una historia le encanta.
Así el ciempiés, con coraje y alegría,
asciende por la escalera en lo alto,
descubriendo en las estrellas su fantasía,
donde todo es posible y encantado.
Inspirado en «NANALACRÁN» de Liliana Moyano
El alacrán, con su aguijón venenoso,
acecha sigiloso, pica y va,
sin ton ni son, su veneno poderoso,
anda picán, por doquier con sazón.
En el rincón oscuro y escondido,
enredado entre las sombras de la noche,
el alacrán avanza decidido,
con sigilo, su presa busca y acecha.
Su aguijón, arma mortal y astuta,
amenaza en el silencio del peligro,
con su veneno, una sustancia tan bruta,
un instante, la vida puede ser un abismo.
Está enojá, y con razón se siente,
si alguien se atreve a invadir su espacio,
nana que na, de su territorio no se miente,
defendiendo con fiereza su palacio.
El alacrán, pequeño pero temible,
un mundo de misterios esconde,
su cuerpo curvado, actitud implacable,
sus ojos brillantes, como estrellas responden.
Noni que no, un aviso de peligro,
una advertencia que hay que tomar en cuenta,
sus pinzas alertan, un enigma intrigante,
nana que na, con cautela hay que prestar atención.
El aguijón, un arma peligrosa y letal,
enfrentarse a él, un riesgo que se siente,
mas en la naturaleza, cada ser es esencial,
respeto y cuidado, con sabiduría se alimente.
Con cautela, el alacrán se mueve,
en su mundo, un reino propio y sagrado,
nana que na, si a él te enfrentes,
prudencia y respeto, su camino trazado.
Así el alacrán, en su dimensión pequeña,
una lección nos deja, sin igual,
nana que na, en la naturaleza se enseña,
que cada ser tiene su papel y lugar.
Inspirado en «Los sueños» de Gabriela Mistral:
En el rincón de los sueños brillantes,
donde las estrellas hacen su danza,
allí encuentro mi lugar favorito,
donde mi corazón se aviva y descansa.
Los sueños, como globos de colores,
se elevan en el cielo de ilusiones,
cada uno con un deseo especial,
esparciendo risas y emociones.
En ese mundo de fantasía,
donde todo es posible y real,
los sueños se tejen con poesía,
como hilos de un mágico telar.
Inspirado en «El sol y la luna» de Rafael Pombo:
El sol y la luna se encontraron un día,
en un baile celestial de armonía,
bailaron juntos al ritmo de las estrellas,
iluminando la noche con sus huellas.
El sol brillante y cálido como el fuego,
la luna serena y dulce como un ruego,
juntos formaron un dúo encantador,
iluminando el cielo con su esplendor.
Así cada día, en su danza divina,
el sol y la luna, eterna rutina,
regalando luz y magia al universo,
unidos en un eterno verso.
Inspirado en «El jardín de los sueños» de Federico García Lorca
En el jardín de los sueños encantados,
las flores bailan con dulces suspiros,
mariposas de colores animados,
en cada pétalo, un mundo se inspira.
Los sueños brotan como flores silvestres,
cada uno con su aroma singular,
en el jardín, se entrelazan los versos,
formando un poema celestial.
La luna sonríe desde lo alto,
mientras las estrellas cantan al viento,
en el jardín de los sueños, un salto,
hacia mundos de fantasía y contento.
Inspirado en «La estrella traviesa» de María Elena Walsh
La estrella traviesa, con su brillo picaresco,
se asoma entre las nubes, juguetona y risueña,
con su luz traviesa, al cielo hace un guiño travieso,
iluminando la noche, como luciérnaga risueña.
En el firmamento, su danza se despliega,
como un baile mágico, en el cielo se inspira,
la estrella traviesa, la mirada intrépida,
deja destellos de alegría y dulce poesía.
Inspirado en «El tren de colores» de Gloria Fuertes
En el tren de colores, viajo por el arcoíris,
cada vagoncito pintado, un mundo singular,
con ventanas de cristal y asientos muy pulidos,
a través de los paisajes, me hace viajar.
El tren de colores, una travesía encantada,
por valles verdes y montañas nevadas,
cruza ríos, desiertos, selvas y praderas,
en cada estación, una historia se dibuja.
Con el tren de colores, sueños se entrelazan,
cada vagón esconde una sorpresa especial,
una aventura mágica, sin fin y sin pausa,
en el tren de colores, la imaginación vuela sin igual.
Inspirado en «La nube curiosa» de Rubén Darío
La nube curiosa, en el cielo viajera,
con su forma caprichosa, se pasea a su antojo,
descubre figuras en las alturas etéreas,
una oveja, un barco, un rostro sonrojo.
En el cielo azul, su baile despliega,
con el sol y las estrellas, se juega,
la nube curiosa, en su danza alegre,
pintando cuadros en el lienzo celeste.
La luna le susurra secretos al oído,
la nube curiosa, con misterio y alarde,
guarda en su alma, cada sueño escondido,
un tesoro celestial que nunca se tarde.
Inspirado en «La casa de chocolate» de Hansel y Gretel
En la casa de chocolate, un sueño delicioso,
paredes de dulces y azúcar esmerado,
galletas de colores y chocolate vistoso,
un mundo de golosinas, un paraíso endulzado.
En cada esquina, un caramelo tentador,
la casa de chocolate, un cuento encantador,
con ventanas de galletas, un deleite encendido,
en el aire flota un aroma apetitoso y tierno.
Hansel y Gretel, en la casa juguetean,
un festín de dulzura, una fiesta inmensa,
cada mordisco, una sonrisa despliegan,
la casa de chocolate, un sueño que compensa.