Poemas de Dulce María Loynaz

Los poemas de Dulce María Loynaz fluyen como ríos serenos, capturando instantes conmovedores y momentos efímeros. Su habilidad para plasmar estados emocionales en un presente perpetuo, nos sumerge en una experiencia atemporal. Los personajes y paisajes cobran vida, danzando en la imaginación y cautivando los sentidos.

Los versos de Loynaz huelen a jazmín fresco y saben a miel dorada, creando un viaje sensorial en cada poema. Sus descripciones vibrantes, con adjetivos en presente participio, llenan los sentidos de colores brillantes y matices vívidos. La autora captura la esencia de lo efímero, inmortalizando emociones en cada línea.

La autora entrelaza amor y nostalgia en una sinfonía emocional que resuena en el corazón del lector. Sus palabras, como pinceladas de un maestro, pintan el anhelo, la pasión y la pérdida con una maestría sublime. El amor se convierte en un canto eterno, mientras la nostalgia se funde en cada verso.

Biografia de Dulce María Loynaz

Nacida en Cuba, Dulce María Loynaz emerge como una escritora renombrada, cautivando a través de su prosa lírica y su sensibilidad única. Su vida, marcada por la creatividad y la pasión, se despliega como un tapiz en constante evolución.

Descubriendo la Infancia Curiosa y Creativa

Desde temprana edad, Dulce María Loynaz exhibe una mente inquisitiva y una pasión por las letras. Explorando su entorno con ojos avizores, absorbe cada detalle y experiencia, nutriendo el caldo de cultivo de su futura expresión artística.

Los Años Formativos: Estudio y Exploración

A lo largo de los años de estudio, Loynaz se sumerge en la literatura universal y encuentra inspiración en diversas corrientes artísticas. Su mente inquieta y sedienta de conocimiento la lleva a tejer conexiones entre las palabras y las emociones, gestando así su estilo distintivo.

El Vuelo Literario: Obras Maestras en Gestación

Con el tiempo, su talento florece, manifestándose en una serie de obras maestras. Sus escritos, imbuidos de imágenes cautivadoras y sentimientos intensos, revelan la profundidad de su visión artística y su capacidad para plasmar el alma humana en palabras.

La Trayectoria en Páginas y Premios

Dulce María Loynaz, a lo largo de su prolífica carrera, cosecha elogios y premios que reconocen su contribución a la literatura. Su narrativa, en constante evolución, se enriquece con el paso del tiempo, trazando un camino que la consagra como una voz literaria de importancia duradera.

El Legado Perpetuo: Inspiración y Resonancia

Hoy, el legado de Dulce María Loynaz persiste, sus palabras trascienden generaciones y fronteras. Su habilidad para capturar la complejidad de la experiencia humana en un constante presente participio continúa inspirando a lectores y escritores por igual, tejiendo un puente entre las emociones y las palabras.

Fallecimiento de Dulce María Loynaz

El fallecimiento de Dulce María Loynaz marca el fin de una era literaria, pero su influencia perdura en cada rincón de la palabra escrita. Aunque su cuerpo se ha despedido de este mundo, su esencia y su legado siguen vibrando en la eternidad de sus versos.

La partida de Loynaz deja un vacío en la comunidad literaria, pero su voz sigue resonando con fuerza a través de sus obras inmortales. Sus letras, en presente participio, nos envuelven en un abrazo de emociones que trasciende el tiempo y nos conecta con su esencia única.

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7 poemas de Dulce María Loynaz: Poemas Nostálgicos

Los poemas nostálgicos de Dulce María Loynaz nos transportan a un mundo de recuerdos y emociones en constante resurgimiento. Sus palabras, en presente participio, tejen un tapiz de melancolía que nos sumerge en la añoranza de tiempos pasados.

A través de su prosa evocadora, Loynaz pinta retratos vívidos de momentos que ya no existen. Sus descripciones, en presente participio, nos hacen sentir la textura de lo que fue y el eco de lo que ya no está. Cada verso es un portal al pasado, donde los recuerdos cobran vida.

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1. Quiéreme entera

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…

Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras

2. Selva

Selva de mi silencio,
apretada de olor, fría de menta.

Selva de mi silencio, en ti se mellan
todas las hachas; se despuntan
todas las flechas;
se quiebran
todos los vientos.

Selva de mi silencio, ceniza de la voz
sin boca, ya sin eco; crispadura de yemas
que acechan el sol,
tras la espera
maraña verde… ¿qué nieblas
se te revuelven en un remolino?
¿Qué ala pasa cerca
que no se vea
succionada en el negro remolino?

(La selva se cierra
sobre el ala que pasa y que rueda.)

Selva de mi silencio,
verde sin primavera,
tú tienes la tristeza
vegetal y el instinto vertical
del árbol. En ti empiezan
todas las noches de la tierra;
en ti concluyen todos los caminos.

Selva apretada de olor, fría de menta.

Selva con tu casita de azúcar
y su lobo vestido de abuela;
trenzadura de hoja y de piedra,
masa hinchada, sembrada, crecida toda
para aplastar aquella,
tan pequeña,
palabra de amor…

3. HOJA SECA

A mis pies la hoja seca viene y va
con el viento;
hace tiempo que la miro,
hecho un hilo, de fino, el pensamiento…

Es una sola hoja pequeñita,
la misma que antes vino
junto a mi pie y se fue y volvió temblando…

¿Me enseñará un camino?

4. EL ESPEJO

Este espejo colgado a la pared,
donde a veces me miro de pasada…
es un estanque muerto que han traído
a la casa.
Cadáver de un estanque es el espejo:
Agua inmóvil y rígida que guarda
dentro de ella colores todavía,
remembranzas
de sol, de sombra… -filos de horizontes
movibles, de la vida que arde y pasa
en derredor y vuelve y no se quema
nunca… -Vaga
reminiscencia que cuajó en el vidrio
y no puede volverse a la lejana
tierra donde arrancaron el estanque,
aún blancas
de luna y de jazmín, aún temblorosas
de lluvias y de pájaros, sus aguas…
Esta es agua amansada por la muerte:
Es fantasma
de un agua viva que brillara un día,
libre en el mundo, tibia, soleada…
¡Abierta al viento alegre que la hacía
bailar…! No baila
más el agua; no copiará los soles
de cada día. Apenas si la alcanza
el rayo mustio que se filtra por
la ventana.
¿En qué frío te helaron tanto tiempo
estanque vertical, que no derramas
tu chorro por la alfombra, que no vuelcas
en la sala
tus paisajes remotos y tu luz
espectral? Agua gris cristalizada,
espejo mío donde algunas veces
tan lejana
me vi, que tuve miedo de quedarme
allí dentro por siempre…Despegada
de mí misma, perdida en ese légamo
de ceniza de estrellas apagadas…

5. LA HIJA PRÓDIGA

¿Qué me queda por dar, dada mi vida?
Si semilla, aventada a otro surco,
si linfa, derramada en todo suelo,
si llama, en todo tenebrario ardida.

¿Qué me queda por dar, dada mi muerte
también? En cada sueño, en cada día;
mi muerte vertical, mi sorda muerte
que nadie me la sabe todavía.

¡Que me queda por dar, si por dar doy
-y porque es cosa mía, y desde ahora
si Dios no me sujeta o no me corta
las manos torpes – mi resurrección…!

6. LECCIÓN PRIMERA

Tegernaria doméstica
(Araña común)

La Araña gris de tiempo y de distancia
tiende su red al mar quieto del aire,
pescadora de moscas y tristezas
cotidianas…

Sabe que el amor tiene
un solo precio que se paga
pronto o tarde: la Muerte.
Y Amor y Muerte con sus hilos ata…

7. EL MIEDO

No fue nunca.

Lo pensaste quizás
porque la luna roja bañó el cielo de sangre
o por la mariposa
clavada en el muestrario de cristal.
Pero no fue: Los astros se engañaron…
Y se engañó el oído
pegado noche y día al muro del silencio,
y el ojo que horadaba la distancia…
¡El miedo se engañó!… Fue el miedo. El miedo
y la vigilia del amor sin lámpara…
No sucedió jamás:
Jamás. Lo pareció por lo sesgado,
por lo fino y lo húmedo y lo obscuro…
Lo pareció tal vez de tal manera
que un instante la boca se nos llenó de tierra
como a los muertos…
¡Pero no fue!… ¡Ese día no existió
en ningún almanaque del mundo!…

De veras, no existió… La Vida es buena.

7 poemas de Dulce María Loynaz: Poemas de Amor

Los poemas de pasión y anhelo de Dulce María Loynaz arden como una llama intensa en medio de la oscuridad. Sus palabras, en presente participio, crean un fuego ardiente que consume las páginas y enciende las emociones más profundas.

La pasión se desborda en cada verso de Loynaz, sus emociones, en constante presente, se deslizan por las líneas como un torrente incontrolable. Sus imágenes audaces y vibrantes nos sumergen en un mundo de deseo y fervor, haciéndonos sentir la intensidad del amor en cada palabra.

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1. DESEO

Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra…

Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve y único horizonte de carne:
que la vida no vaya más allá… ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!…

2. ROSA

Hueles a rosa y se te abre en rosa
toda el alma rosada:
¿De qué rosal celeste desprendida
viniste a rozar, Rosa, mi alma?
Rosa, lento rosario de perfumes…
Rosa tú eres… Y una rosa larga
que durara mañana y después de
mañana…

3. LA SONRISA

Viendo allí todavía la sonrisa
de aquel Cristo tan pálido yo estaba:

Y era apenas sonrisa la imprecisa
medialuna que el labio dibujaba,
la albura melancólica y sumisa
de los dientes, que un poco se dejaba
ver la boca entreabierta…

La camisa
de brocado violeta le tiraba
de los frágiles hombros.

(Plata lisa
y oro rizado en el altar…)

Flotaba
en el silencio el eco de una risa,
de un murmullo que el aire no acababa
de llevar, mientras lánguida y remisa
la gente entre los bancos desfilaba.
Hacía ya algún tiempo que la misa
había terminado y aun volaba
leve el incienso; el soplo de la brisa
deshojaba las rosas y apagaba
los cirios…

La gran puerta de cornisa
barroca lentamente se cerraba
como un plegar de alas…

Indecisa,
sobre la faz del Cristo agonizaba
la luz… Despacio, luego más aprisa,
se puso todo obscuro… No quedaba
más que el Cristo sonriendo en la repisa.

Y cuando el Cristo se borró… yo estaba
viendo allí todavía la sonrisa.

4. TÚ, PAZ MÍA…

Tú, paz mía…
Aceite sobre mi mar en remolino,
gusto, sal de mi vida.

Tú, espejo milagroso
que no reflejas mis tinieblas
y reflejas la luz que ya no es mía…

Tú, jazmín dormido…
Estrella descolgada
para mi cielo tan vacío…

5. EL MADRIGAL DE LA MUCHACHA COJA

Era coja la niña.

Y aquella
su cojera
era
como un ondulamiento
de viento
en un trigal…

Era coja la doncella,
trazaba eses de plata sobre el viento,
hecha a no sé qué curva sideral…

Cristal quebrado era la niña… Mella
de rosas, por el pie quebrada
(¡y sin cristal que la tuviera alzada!…):
Una rosa cortada
que cae al suelo y que el que pasa huella.

La niña cojeaba
y su cojera en una sonrisa recataba
sin acritud de llanto ni querella:

Como la Noche sella
su honda herida de luz-alba o centella-,
así sellaba
ella
la herida que en su pie se adivinaba…

Nadie la hallara bella;
pero había en ella
como una huella
celeste… Era coja la niña:

Se hincó el pie con la punta de una estrella.

6. YO TE FUI DESNUDANDO…

Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tús» superpuestos que la vida
te había ceñido…

Te arranqué la corteza-entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.

Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aun velados
de tinieblas y asombros…

Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda-intacto y desgarrado
en alma viva…-

7. ANA BELINDA

Donde tú estás, están la paz y el sueño.

No más noches de lluvia ni alboradas serenas.

Tus fríos pies están fuera del mundo,
se quedaron colgando por el borde
del mundo… Y en tus manos, siempre llenas
de juguetes y besos, ya no hay nada.

Yo distraídamente contaré
un día:

-La ancha sombra
de sus pestañas
oscurecía las azucenas…

7 poemas de Dulce María Loynaz: Poesía Lírica

Los poemas líricos de Dulce María Loynaz tejen una melodía emocional que resuena en el corazón. Sus palabras, en presente participio, se entrelazan como notas musicales, creando una sinfonía de sentimientos y sensaciones que nos envuelven en un mundo de belleza y profundidad.

En sus poemas líricos, Loynaz pone en escena una danza apasionada de emociones. Sus versos, en constante presente, transmiten la intensidad de la experiencia humana, capturando momentos efímeros y estados de ánimo cambiantes con una delicadeza lírica única.

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1. EL PEQUEÑO CONTRAHECHO

El pequeño contrahecho conoce
todas las piedras del jardín;
las ha sentido en sus rodillas
y entre sus manos ya escamosas
de humano reptil.

En la tierra tirado parece un ángel roto,
el ángel desprendido de un altar:
Juega con los gusanos de la tierra
y con las raíces del framboyán.

El pequeño contrahecho tiene
los pies más suaves y el cielo más lejos…

Cuando en brazos lo alza el hermano mayor,
él sonríe y extiende las manos
embarradas de tierra
para coger el sol…

2. ESPEJISMO

Tú eres un espejismo en mi vía.
Tú eres una mentira de agua
y sombra en el desierto. Te miran
mis ojos y no creen en ti.
No estás en mi horizonte, no brillas
aunque brilles con una luz de agua…
¡No amarras aunque amarres la vida!…
No llegas aunque llegues, no besas
aunque beses… Reflejo, mentira
de agua tus ojos. Ciudad
de plata que me miente el prisma,
tus ojos… El verde que no existe,
la frescura de ninguna brisa,
la palabra de fuego que nadie
escribió sobre el muro… ¡Yo misma
proyectada en la noche por mi
ensueño, eso tú eres!… No brillas
aunque brilles… No besa tu beso…
¡Quien te amó sólo amaba cenizas!…

3. YO SOÑABA EN CLASEPICAR…

Yo soñaba en clasificar
el Bien y el Mal, como los sabios
clasifican las mariposas:

Yo sonaba en clavar el Bien y el Mal
en el obscuro terciopelo
de una vitrina de cristal…

Debajo de la mariposa
blanca, un letrero que dijera: «EL BIEN».

Debajo de la mariposa
negra, un letrero que dijera: «EL MAL».

Pero la mariposa blanca
no era el bien, ni la mariposa negra
era el mal… ¡Y entre mis dos mariposas,
volaban verdes, áureas, infinitas,
todas las mariposas de la tierra!…

4. CATACLISMO

El sol se ha rajado
y cae un chorro de oro
sobre mi corazón.

Es un oro ardiente
que salta sobre las nubes
roto en chispas,
que muerde mi pecho
con muchos dientecillos encendidos.

El sol se ha rajado
y se desangra en luz
y me está ahogando…

¡Yo me muero del sol!

5. LA HORMIGA

La miel guardé y se me agrió la miel:
-Mariposa con sed junto a mis rosas…-

Guardé la luz y se extinguió en lo obscuro:
-Noche la de tu amor… ¡Y sin auroras…! –

Guarde el beso… y el beso se hizo estrella,
dulzura muerta, claridad remota
y fría… -Tú en la tierra; yo en la tierra…
la tierra dura que se pega… -Ahora
guardo la estrella y me pregunto a veces
qué nueva frialdad será en la hora
de mañana, qué sal aun no probada,
¡qué sombra todavía entre mi sombra!…

6. DESPRENDIMIENTO

Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago… Sin saber si es porque
las cosas se van yendo o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve
cayendo en la tiniebla… Dulzura de sentirse
limpio de toda cosa. Dulzura de elevarse
y ser cómo la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio…

¡En silencio, Dios mío!…

7. SAN MIGUEL ARCANGEL

Por la tarde,
a contraluz
te pareces
a San Miguel Arcángel.

Tu color oxidado,
tu cabeza de ángel-
guerrero, tu silencio
y tu fuerza…

Cuando arde
la tarde,
desciendes sobre mí
serenamente;
desciendes sobre mí,
hermoso y grande
como un Arcángel.

Arcángel San Miguel,
con tu lanza relampagueante
clava a tus pies de bronce
el demonio escondido
que me chupa la sangre…

8. EL NIÑO QUIERE JUGAR…

Para que el niño de los ojos mansos juegue
arranqué del jardín mis rosas blancas.
Y mis rosas rojas…

Para que juegue con sus hojas
el niño de los ojos mansos
-obscuros remansos
donde el alma sueña
que se ve otra vez
diáfana y risueña…-

Para que juegue el niño
de cuello de encaje, de capa de armiño…
Como todos los niños
que se ven en los cuadros:
¡Inocente y cruel como todos los niños !…

En esta mañana de luz y fragancia
corté para el juego del niño que amo
las más frescas rosas, las rosas de Francia.
Para que el niño juegue, las rosas mas blancas…
– ¡Última blancura! -:
la rosa más pura.

Para que juegue el niño
en esta brillante mañana olorosa,
la rosa más roja…

(¡Aun tengo sangre para teñir una rosa!…)

9. CÁRCEL DE AIRE

Red tejida con hilos invisibles,
cárcel de aire en que me muevo apenas,
trampa de luz que no parece trampa
y en la que el pie se me quedó-entre cuerdas
de luz también…-bien enlazado.

Cárcel sin carcelero y sin cadenas
donde como mi pan y bebo mi agua
día por día… ¡Mientras allá fuera
se me abren en flor, trémulos, míos
aún, todos los caminos de la tierra!….

10. LA MARCHA

Camino hacia la sombra.
Voy hacia la ceniza mojada-fango de
la muerte…-, hacia la tierra.
Voy caminando y dejo atrás el cielo,
la luz, el amor… Todo lo que nunca fue mío.

Voy caminando en línea recta; llevo
las manos vacías, los labios sellados…
Y no es tarde, ni es pronto,
ni hay hora para mí.

El mundo me fue ancho o me fue estrecho.
La palabra no se me oyó o no la dije.
Ahora voy caminando hacia el polvo,
hacia el fin, por una recta
que es ciertamente la distancia
más corta entre dos puntos negros.

No he cogido una flor, no he tocado una piedra.
Y ahora me parece que lo pierdo
todo, como si todo fuera mío…

¡Y más que el sol que arde el día entero
sobre ella, la flor sentirá el frío
de no tener mi corazón que apenas tuvo!..

El mundo me fue estrecho o me fue ancho.
De un punto negro a otro
-negro también…-voy caminando…