Los poemas de Ángel González. La melancolía latente en los versos de González crea una atmósfera única y cautivadora. Sus palabras, en constante danza, transmiten un sentimiento de añoranza por lo efímero. La sensación de que cada momento es un suspiro en el viento se apodera de ti mientras recorres sus poemas. El autor logra plasmar la belleza y fragilidad de la existencia de una manera que resuena profundamente en tu ser.
A través de su habilidad para explorar lo humano en su forma más genuina, Ángel González trasciende fronteras culturales y temporales. Sus versos hablan al corazón de cualquier persona, independientemente de su origen o lengua. Las emociones expresadas en sus poemas –desde la pasión hasta la tristeza, desde la alegría hasta el desengaño– son universales, y nos conectan en nuestra experiencia compartida como seres humanos.
Explorando la Biografía del poeta Ángel González
Ángel González, nacido en 1925 en España, fue un destacado poeta que dejó una marca indeleble en la literatura. Criado en una familia modesta, desarrolló desde joven una pasión por las letras, forjando un camino que lo llevaría a ser reconocido como un maestro de la poesía contemporánea.
Desde temprana edad, Ángel González demostró un amor innato por la palabra escrita. Creciendo en un entorno donde la cultura tenía un papel central, su pasión por la lectura y la escritura creció rápidamente. Mientras estudiaba derecho, continuó explorando su creatividad a través de la poesía, dando vida a versos que reflejaban su visión única del mundo.
Ángel González, inmerso en la época de cambios y agitación política en España, encontró en la poesía una forma de expresar su visión crítica de la sociedad y la política. Sus versos, impregnados de un espíritu rebelde, resonaban con los anhelos de una generación en busca de justicia y libertad. Su compromiso con la palabra lo convirtió en un voz valiente y distintiva en el panorama literario.
Ángel González, a lo largo de su vida, dejó un legado literario que trasciende las barreras del tiempo y la geografía. Sus obras, imbuidas de su alma apasionada, continúan resonando en el corazón de los lectores de hoy. Su influencia perdura como un faro luminoso que guía a las generaciones futuras de escritores y amantes de la poesía.
Muerte del poeta Ángel González
Ángel González, el reconocido poeta español conocido por su estilo lírico y profundo, falleció el 12 de enero de 2008. Su partida dejó un vacío en el mundo literario, ya que sus versos habían dejado una profunda huella en la poesía contemporánea. Su legado perdura a través de su obra, que sigue siendo una fuente de inspiración y reflexión para lectores de todas las generaciones.
10 poemas de Ángel González: Poesía de amor
Los poemas de amor de Ángel González son como pinceladas de pasión y ternura que cobran vida en cada verso. Con una sensibilidad única, el poeta captura la complejidad de las emociones amorosas en su forma más genuina y auténtica.
Sus versos, enredados en un baile emocional, exploran las diversas etapas del amor. Desde la chispa inicial hasta la intensidad apasionada, González teje una narrativa lírica que retrata los altibajos de las relaciones humanas. Cada palabra es un paso en la danza de los corazones entrelazados.
1. Camposanto en Colliure
Aquí paz,
y después gloria.
Aquí,
a orillas de Francia,
en donde Cataluña no muere todavía
y prolonga en carteles de «Toros à Ceret»
y de «Flamenco’s Show»
esa curiosa España de las ganaderías
de reses bravas y de juergas sórdidas,
reposa un español bajo una losa:
paz
y después gloria.
Dramático destino,
triste suerte
morir aquí
paz
y después…
perdido,
abandonado
y liberado a un tiempo
(ya sin tiempo)
de una patria sombría e inclemente.
Sí; después gloria.
Al final del verano,
por las proximidades
pasan trenes nocturnos, subrepticios,
rebosantes de humana mercancía:
manos de obra barata, ejército
vencido por el hambre
paz…,
otra vez desbandada de españoles
cruzando la frontera, derrotados
…sin gloria.
Se paga con la muerte
o con la vida,
pero se paga siempre una derrota.
¿Qué precio es el peor?
Me lo pregunto
y no sé qué pensar
ante esta tumba,
ante esta paz
«Casino
de Canet: spanish gipsy dancers»,
rumor de trenes, hojas…,
ante la gloria ésta
…de reseco laurel
que yace aquí, abatida
bajo el ciprés erguido,
igual que una bandera al pie de un mástil.
Quisiera,
a veces,
que borrase el tiempo
los nombres y los hechos de esta historia
como borrará un día mis palabras
que la repiten siempre tercas, roncas.
2. Esto no es nada
Si tuviésemos la fuerza suficiente
para apretar como es debido un trozo de madera,
sólo nos quedaría entre las manos
un poco de tierra.
Y si tuviésemos más fuerza todavía
para presionar con toda la dureza
esa tierra, sólo nos quedaría
entre las manos un poco de agua.
Y si fuese posible aún
oprimir el agua,
ya no nos quedaría entre las manos
nada.
3. Otro tiempo vendrá
Otro tiempo vendrá distinto a éste.
Y alguien dirá:
«Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas».
Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.
4. Alga quisiera ser, alga enredada…
Alga quisiera ser, alga enredada,
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.
Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.
Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento…
Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.
5. Mientras tú existas…
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera…
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
6. Todo amor es efímero
Ninguna era tan bella como tú
durante aquel fugaz momento en que te amaba:
mi vida entera.
7. Son las gaviotas, amor
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
8. A mano amada
A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde,otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.
9. MIENTRAS TÚ EXISTAS
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz-cualquiera…
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
10. SON LAS GAVIOTAS
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
10 poemas de Ángel González: Poesía de nostalgia y memoria
Los poemas de nostalgia y memoria de Ángel González son como ventanas al pasado, a momentos que residen en el rincón más profundo de la mente. Su pluma, impregnada de melancolía, te transporta a través del tiempo, evocando recuerdos y emociones que parecían olvidados.
En sus versos, González explora la nostalgia como un abrazo suave pero persistente. Sus palabras, como susurros del pasado, te llevan de regreso a momentos de alegría y tristeza, despertando la sensación de añoranza por lo que ya no está.
1. NADA ES LO MISMO
La lágrima fue dicha.
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.
¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?
No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:
nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
2. ROSA DE ESCÁNDALO
(Alburquerque, noviembre)
Cuando el hombre se extinga,
cuando la estirpe humana al fin se acabe,
todo lo que ha creado
comenzará a agitarse,
a ser de nuevo,
a comportarse libremente
-como
los niños que se quedan
solos en casa
cuando sus padres salen por la noche.
Héctor conseguirá humillar a Aquiles,
Luzbel volverá a ser lo que era antes,
fornicará Susana con los viejos,
avanzará un gran monte hacia Mahoma.
Cuando el hombre se acabe
-cualquier día-,
un crepitar de polvo y de papeles
proclamará al silencio
la frágil realidad de sus mentiras.
3. MENSAJE A LAS ESTATUAS
Vosotras, piedras
violentamente deformadas,
rotas
por el golpe preciso del cincel,
exhibiréis aún durante siglos
el último perfil que os dejaron:
senos inconmovibles a un suspiro,
firmes
piernas que desconocen la fatiga,
músculos
tensos
en su esfuerzo inútil,
cabelleras que el viento
no despeina,
ojos abiertos que la luz rechazan.
Pero
vuestra arrogancia
inmóvil, vuestra fría
belleza,
la desdeñosa fe del inmutable
gesto, acabarán
un día.
El tiempo es más tenaz.
La tierra espera
por vosotras también.
En ella caeréis por vuestro peso,
seréis,
si no cenizas,
ruinas,
polvo, y vuestra
soñada eternidad será la nada.
Hacia la piedra regresaréis piedra,
indiferente mineral, hundido
escombro,
después de haber vivido el duro, ilustre,
solemne, victorioso, ecuestre sueño
de una gloria erigida a la memoria
de algo también disperso en el olvido.
4. VOZ QUE SOLEDAD SONANDO
Voz que soledad sonando
por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.
Así es mi voz cuando digo
-de tan solo, de tan triste-
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.
-¿Qué es eso que va volando?
-Sólo soledad sonando.
5. NADA ES LO MISMO
La lágrima fue dicha.
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.
¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?
No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:
nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
6. PALABRA MUERTA, REALIDAD PERDIDA
Mi memoria conserva apenas solo
el eco vacilante de su alta melodía:
lamento de metal, rumor de alambre,
voz de junco, también
latido, vena.
Recuerdo claramente su erre temblorosa,
su estremecida erre suspendida
sobre un abismo de silencio y ámbar,
desprendiéndose casi
de la música oscura que por detrás la asía,
defendiéndose apenas
del cálido misterio que la alzaba en el aire
creando un solo cuerpo de luz y de belleza.
Luminosa y precisa,
yo la sentía en mi ser profundamente,
sabía su sentido,
descifraba sin llanto su mensaje,
porque acaso ella fuese
-o sin acaso: cierto-
la única palabra irrefrenable
que mi sangre entendía y pronunciaba:
una palabra para estar seguro,
talismán infalible
significando aquello que nombraba.
Como un perfume que lo explica todo,
como una luz inesperada,
su presencia de viento y melodía
hería los sentidos, golpeaba
el corazón,
estremecía la carne
con el presentimiento verdadero
de la honda realidad que descubría.
Pronunciarla despacio equivalía
a ver, a amar, a acariciar un cuerpo,
a oler el mar, a oír la primavera,
a morder una fruta de piel dulce.
Todo ocurría así, hasta que un día
la dije bien, y no entendí su cántico.
La grité clara, la repetí dura,
y esperé avidamente,
y percibí, lejano,
un eco inexplicable, infiel
reflejo
que en vez de iluminar, oscurecía,
que en vez de revelar, cubrió de tierra
la imprecisa nostalgia de su antiguo mensaje.
Cuando un nombre no nombra, y se vacía,
desvanece también, destruye, mata
la realidad que intenta su designio.
7. QUÉDATE QUIETO
Deja para mañana
lo que podrías haber hecho hoy
(y comenzaste ayer sin saber cómo).
Y que mañana sea mañana siempre;
que la pereza deje inacabado
lo destinado a ser perecedero;
que no intervenga el tiempo,
que no tenga materia en que ensañarse.
Evita que mañana te deshaga
todo lo que tu mismo
pudiste no haber hecho ayer.
8. ESPERANZA
Esperanza,
araña negra del atardecer.
Tu paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada
y leve a un tiempo.
Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible…
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.
9. ME BASTA ASÍ
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas…
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).
10. ESO ERA AMOR
Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
7 poemas de Angel Gonzalez: Poesia de reflexiones filosoficas
Los poemas de reflexiones filosóficas de Ángel González son como ventanas a la mente inquisitiva del poeta. Su pluma, imbuida de curiosidad constante, te invita a adentrarte en cuestiones existenciales y a explorar las complejidades del pensamiento humano.
En sus versos, González emprende un viaje hacia la inquietud del alma. Sus palabras, como brújulas en busca de significado, te sumergen en un mundo de preguntas sin respuesta definitiva. Cada línea es un paso en el camino hacia la comprensión más profunda de la vida y la realidad.
1. BOSQUE
Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.
2. INMORTALIDAD DE LA NADA
Todo lo consumado en el amor
no será nunca gesta de gusanos.
Los despojos del mar roen apenas
los ojos que jamás
-porque te vieron-,
jamás
se comerá la tierra al fin del todo.
Yo he devorado tú
me has devorado
en un único incendio.
Abandona cuidados:
lo que ha ardido
ya nada tiene que temer del tiempo.
3. ME FALTA UNA PALABRA
Me falta una palabra, una palabra
sólo.
Un niño pide pan; yo pido menos.
Una palabra dadme, una sencilla
palabra que haga juego
con…
Qué torpes
mujeres sucias me interrumpen
con su lento
llorar…
Comprended: cualquiera de vosotros,
olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,
puede tener esa palabra.
Cruza más gente rota, llegan miles
de muertos.
La necesito: ¿No veis
que sufro?
Casi la tenía ya y vino ese hombre
ceniciento.
Ahora…
¡Una vez más!
Así no puedo.
4. SON LAS GAVIOTAS
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
5. GLOSAS EN HOMENAJE A J.G.
I
Sí:
la realidad propone siempre sueños,
mas sólo uno entre muchos elige la mirada.
De quien madruga a verla,
y no del sol,
procede
-aunque él no se lo crea-
la luz
que ordena y fija el mundo
en sus formas más bellas:
Damas altas, calandrias…
Vistas así las cosas,
iluminadas por amor tan claro
¿cómo van a negarse?
Dóciles, entregadas
a su más alto vuelo,
se demoran, esperan, se eternizan.
II
Cazadoras al filo de la aurora.
Cobrar la plenitud, guardar el canto
como trofeo y ¡a volar las alas!
Contra un mundo fugaz, esquivo y raudo,
que salta a su «seré» de el «ya he sido»,
pupilas aún más rápidas
lanzan dardos certeros.
Difícil blanco ofrece hoy la mañana:
escorzo de cristal que pasa huyendo
de no sé qué jaurías invisibles.
¿Un instante del iris?
Rasga el silencio y…
¡Luz ilesa!
He ahí la eternidad, en dos palabras.
6. EL OTOÑO SE ACERCA
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
7. CUMPLEAÑOS
Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.