Poemas de Manuel Altolaguirre

Los poemas creados por Manuel Altolaguirre, reconocido poeta de la Generación del 27, siguen cautivando con su estilo delicado y emotivo. Sus versos, atrapando momentos efímeros, revelan una perspectiva íntima de la realidad. Expresando sus sentimientos profundos, los poemas de Altolaguirre capturan la esencia de la vida cotidiana.

Manuel Altolaguirre, a través de su lírica fluida y evocadora, logra traducir los sentimientos humanos en palabras. Sus poemas, emocionantes y vívidos, sumergen al lector en un viaje a través de la experiencia humana. Utilizando el presente participio, Altolaguirre logra crear una sensación de movimiento y vitalidad en cada verso.

Los poemas de Altolaguirre actúan como fotografías literarias de momentos fugaces. Sus versos, capturando el presente en pleno desarrollo, transportan al lector a situaciones intensas y emotivas. Altolaguirre utiliza hábilmente el presente participio para transmitir la sensación de estar en medio de una acción que nunca se detiene.

Biografía de Manuel Altolaguirre

Manuel Altolaguirre, nacido en 1905, emerge en la historia como un poeta y editor influyente. Creciendo en un entorno culturalmente vibrante, desarrolla un amor apasionado por la literatura desde temprana edad.

Vocación Creciente

Mostrando un talento innato para las letras, Altolaguirre comienza a escribir poesía en su adolescencia, explorando temas profundos y conmovedores. Su habilidad en el presente participio le permite plasmar momentos fugaces con vivacidad.

Conexiones Literarias

En la efervescente época de la Generación del 27, Altolaguirre se une a una comunidad de brillantes mentes creativas. Colabora con poetas como Lorca y Alberti, enriqueciendo su mundo artístico con influencias diversas.

Hacia la Edición

El interés de Altolaguirre se expande hacia la edición, fundando la influyente revista «Litoral». Mediante este medio, promueve voces literarias y artísticas, contribuyendo a la difusión cultural en España.

Horizontes Cambiantes

La Guerra Civil española altera el curso de su vida. Altolaguirre se exilia, llevando su poesía al extranjero. Su obra refleja la tristeza y la incertidumbre de estos tiempos turbulentos.

Legado Perdurable

A través de su vida y obra, Altolaguirre perdura en la memoria como un poeta de intensa emotividad y una voz esencial en la Generación del 27. Su habilidad en el presente participio sigue infundiendo vida a sus versos, manteniendo su relevancia en la literatura actual.

En síntesis, la biografía de Manuel Altolaguirre destaca por su evolución literaria, su contribución a la edición y su impacto en la cultura española. Su talento en el presente participio y su conexión con la Generación del 27 lo convierten en una figura inmortal en el panorama literario.

Fallecimiento de Manuel Altolaguirre

El fallecimiento de Manuel Altolaguirre, ocurrido en 1959, marca el cierre de un capítulo en la historia literaria. El poeta, en constante evolución artística, deja tras de sí un legado de versos emotivos y conexión profunda con la Generación del 27.

Silencio del Presente Participio

Con su partida, el presente participio que tanto enriqueció sus poemas se detiene. La vida y la muerte entrelazan sus hilos, y los versos de Altolaguirre quedan como testimonio perenne de su pasión y sensibilidad.

Huella que Perdura

Aunque Altolaguirre físicamente ya no está, su influencia perdura en las páginas de sus obras. La vitalidad que lograba transmitir mediante el presente participio sigue despertando emociones en lectores de todas las épocas.

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7 poemas de Manuel Altolaguirre: Poesía Lírica

Los poemas líricos de Manuel Altolaguirre son como melodías que brotan del alma. A través del presente participio, sus versos capturan las emociones en su máxima intensidad, sumergiendo al lector en un mundo de sentimientos profundos y vibrantes.

Con una sensibilidad exquisita, Altolaguirre utiliza el presente participio para expresar las emociones más sutiles y complejas. Sus versos fluyen con una musicalidad que resuena en el corazón de quien los lee, conectando con las experiencias más íntimas.

Los poemas líricos de Altolaguirre funcionan como espejos de la realidad interna y externa. A través del presente participio, el poeta logra plasmar la fugacidad de los momentos y las sensaciones, creando instantáneas poéticas que parecen congelar el tiempo.

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1. Amor oscuro

Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno…
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

2. Cerrando los ojos

Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro

y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.

3. Contigo

No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?

Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.

¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?

En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.

4. Estoy perdido

Profeta de mis fines no dudaba
del mundo que pintó mi fantasía
en los grandes desiertos invisibles.

Reconcentrado y penetrante, solo,
mudo, predestinado, esclarecido,
mi aislamiento profundo, mi hondo centro,
mi sueño errante y soledad hundida,
se dilataban por lo inexistente,
hasta que vacilé cuando la duda
oscureció por dentro mi ceguera.

Un tacto oscuro entre mi ser y el mundo,
entre las dos tinieblas, definía
una ignorada juventud ardiente.
Encuéntrame en la noche. Estoy perdido.

5. Hice bien en herirte

Hice bien en herirte,
mujer desconocida.
Al abrazarte luego
de distinta manera,
¡qué verdadero amor,
el único, sentimos,
y qué besos eléctricos
se dieron nuestras nubes!
Como el mueble y la tela, tus denudo
no tenía importancia bajo el aire,
bajo el alma, bajo nuestras almas.
Nosotros ya no entendíamos de aquello.
Era el suelo de un ámbito
celeste, imponderable.
Éramos transparencias
altísimas, calientes.

6. MIRADAS

Ojos de puente los míos
por donde pasan las aguas
que van a dar al olvido.
Sobre mi frente de acero
mirando por las barandas
caminan mis pensamientos.

Mi nuca negra es el mar,
donde se pierden los ríos,
y mis sueños son las nubes
por y para las que vivo.

Ojos de puente los míos
por donde pasan las aguas
que van a dar al olvido.

7. SÓLO SÉ QUE ESTOY EN MÍ

Sólo sé que estoy en mí
y nunca sabré quién soy,
tampoco sé adónde voy
ni hasta cuándo estaré aquí.

Vestido con vida o muerte
o desnudo sin morir,
en los muros de este fuerte
castillo de mi vivir,

o libre por los confines
sepulcrales de los cielos,
desgarrando grises velos,
ignorante de mis fines,

no sé qué cárcel espera
ni la libertad que ansío,
ni a qué sueño dará el río
de mi vida cuando muera.

7 poemas de Manuel Altolaguirre: Poemas del alma

Los poemas líricos de Manuel Altolaguirre son como melodías que brotan del alma. A través del presente participio, sus versos capturan las emociones en su máxima intensidad, sumergiendo al lector en un mundo de sentimientos profundos y vibrantes.

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1. COPA DE LUZ

está creciendo en mi tumba.

Las ramas llenan el cielo,
las estrellas son sus frutas
y en mi cuerpo siento el roce de
sus raíces profundas.

Estoy enterrado en penas,
y crece en mí una columna
que sostiene al firmamento,
copa de luz y amargura.

Si está tan triste la noche
está triste por mi culpa.

2. NOCHE

Las tinieblas escuchan
el clamor del abismo,
la tremenda garganta
del dolor infinito.

Y se enternecen más
sobre los precipicios;
oscuridades anchas
bajo las que vivimos,

aires negros que son
montañas de suspiros,
blandos como el aliento
de los recién nacidos.

Consoladora noche,
y madre que es toda oídos,
para las quejas hondas,
para los altos gritos.

3. DOLOR

dentro de una mirada,
ira y desorden ciegos
deseaban volcarse
para dañar mi vida.

Pero ¿qué son los sucios
charcos de otras conciencias?
¿Qué son y adónde alcanzan?

Yo, que hubiera querido
sentirme niño siempre
bajo la protección de aquellos ojos,
ahora sólo me importa
no pisar su destello
entre tanta miseria
como a mis pies existe.

Crecí sin saber cómo.
Hay dolor en la altura
del bien y el desengaño.

Hubiera preferido,
a esta soledad fría,
una ignorancia cómplice
al nivel de la tierra.

4. ALMA

Se levantó sin despertarme.
Andaba lenta, aplastándose tanto
hasta pasar bajo imposibles
sitios huecos,
o estirándose fina como un ala
atravesando puertas entreabiertas.

No tenía vista,
pero salvaba los obstáculos
con previsora maestría.

Ni tacto,
pero evitaba las esquinas
sin recibir un golpe.

Ni oído,
pero cuando el portazo aquél,
sobresaltada,
corriendo vino a mí,
en mí escondiéndose
y despertando en mí,
su cuerpo.

5. COMO UN SOL

Como un sol de las doce,
su presencia clarísima
fue recogiendo todos
mis recuerdos tendidos.

Todos fueron entrando
bajo mis pies inmóviles,
como cartas alegres
por rendijas de puertas.
¡Oh, sombra de mi alma!

Mientras que deslumbrante,
recortados sus brillos,
sobre mí iluminaba
intensamente el mundo.
¡Blanco sol de mi alma!

6. MI VIDA

¡Roca maternal, te olvido
buscando el mar de la muerte,
dibujando un largo río
de recuerdos transparentes.

Agua primera de vida,
voy con un blanco torrente
detrás, que me empuja y brama
vida de nubes y nieves.

Mi vida riega los campos,
mi vida vuela celeste,
mi vida se queda blanca
sobre las cumbres, perenne.

Quienes se vieron en mí
me llegan por tal corriente,
asaltan mi corazón
como legiones de peces
y forman espumas blancas
que se agolpan en mis sienes.

La vejez irá delante,
hacia el mar, sin detenerse.
Mi vida está enamorada,
su prometida es la muerte.

7. A PICASSO

para su arte
me hace suplicarle al tiempo
que camine muy despacio.

Papeles, telas, murales,
señalados por sus manos,
permanecen.

¡Oh libertad prisionera!
¡Oh vida en muerte!
¡Salvador del tiempo!
¡Óyeme!

Quisiera llenar las horas
como tú las llenas,
con el mismo ímpetu y freno
de tus líneas y colores.

Yo quiero
que estos años,
los que faltan,
duren mucho.

(Y no lo digo por mí,
aunque tampoco
soy joven).

Lo digo por ti,
Picasso,
que mereces
tiempo lento,
para vivir
y pintar…
Y por mis ojos.

15 poemas de Manuel Altolaguirre: Poemas del alma

Los poemas transcendentales de Manuel Altolaguirre son como puentes que conectan lo terrenal con lo divino. A través del presente participio, sus versos elevan el espíritu, permitiéndote explorar las dimensiones más profundas de la existencia.

Con un enfoque en lo trascendental, Altolaguirre utiliza el presente participio para explorar el universo y sus misterios. Sus versos te guían en un viaje cósmico, llevándote más allá de los límites de la realidad tangible.

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1. TARDE

El horizonte tiene
insectos y fragatas;
su piel de pez de río,
con sus cinco colores,
empalizada pone
al mar Mediterráneo,
que, espumas renovando,
con sus encajes borra
las pisadas gemelas
que dejas en la playa.
Algas del viento son
las cañas litorales,
cuyo sonido se une
al de las caracolas.
Como habichuela abierta;
mostrando su semilla,
la jábega te enseña
sus tuertes remadores.
Si tus trenzas crecieran,
rubias y horizontales,
qué buen faro serías
sobre el peñón del Cuervo,
cuando, enlutado el mundo
por la muerte del día,
el capitán del barco
una luz necesite.

Acariciando arenas
con tus pies y tu sombra,
esperas al marino
que, en bandeja con remos,
el mar ha de ofrecerte,
sin saber que tu amante
vive ya en otro mundo,
gozando la luz verde
del fondo de los mares.

2. DENTRO DE TI

intangibles, mi cuarto!
¡Qué delicada y fácil
la imagen de tu alma!
¡Qué parado mi cuerpo
por no enturbiar el aire!

Porque mucho te quise,
ahora te tengo clara
entre tantos confusos
sueños que te navegan.

Igual que a mi conciencia
la traspasan mis actos,
te surcan los recuerdos
gloriosos de tu vida.

Contigo, a veces, antes
—¿te acuerdas?—admiraba
en la vida tus bellos
límites exteriores.

Ahora dentro de ti
como en un cielo estoy,
en un cielo infinito,
con los que te quisieron.

3. ESTOY PERDIDO

Profeta de mis fines no dudaba
del mundo que pintó mi fantasía
en los grandes desiertos invisibles.

Reconcentrado y penetrante, solo,
mudo, predestinado, esclarecido,
mi aislamiento profundo, mi hondo centro,
mi sueño errante y soledad hundida,
se dilataban por lo inexistente,
hasta que vacilé cuando la duda
oscureció por dentro mi ceguera.

Un tacto oscuro entre mi ser y el mundo,
entre las dos tinieblas, definía
una ignorada juventud ardiente.
Encuéntrame en la noche. Estoy perdido.

4. OLVIDO

Ahora la luz no existe
ni vemos ya la rosa,
ni el niño, el hombre, el árbol,
ni la nube, ni el sol.
Dios mío, estoy
en tu Voz sin espacio ni tiempo,
entre otras voces tuyas creadoras.

¡Qué amor aquí, Dios mío!
¡Que posesión eterna de todo Tú!
Ahora me burlo de mi cuerpo,
de mi sensible cuerpo que cogía
líneas, perfumes, roces y sonidos,
queriendo despertarme
cuando yo desvelado vislumbraba,
más allá de la forma, tu reinado.

5. YA HE PERDIDO

Ya he perdido mi figura,
ya se desnudó mi sangre,
casi un alma soy, parecen
mis venas rojo ramaje.

Mis pies sedientos no pueden,
no deben ir a buscarte,
quieren beber de la tierra
agua de olvido bastante,
para que mis corazones
en otoño se derramen,
cuando la brisa los mueva
y el huracán los arrastre.

Hojas del árbol caídas
que irán lejos a encontrarte.

6. SECRETO

Recorre el amor mi verso,
baja y sube por sus hilos;
el corazón que lo impulsa
nunca lo dejo tranquilo,
que quiere vivir y late,
corazón propio, escondido
entre palabras que corren
por venas que son suspiros.
Mujer desnuda, el poema
guarda su secreto ritmo.
Quiero matarte, quisiera
que tu amor se hiciese río,
que tu voz se desangrara,
que perdiera ese continuo
ir y venir por un rostro
de rubores indecisos.
Nadie sabe lo que dice
el pensamiento escondido;
quiero que te desemboques,
que seas madre de ti mismo.

7. DESNUDO

El cielo de tu tacto
amarillo cubría
el oculto jardín
de pasión y de música.

Altas yedras de sangre
abrazaban tus huesos.

La caricia del alma
—brisa en temblor— movía
todo lo que tú eras.

¡Qué crepúsculo bello
de rubor y cansancio
era tu piel! Estabas
como un astro sin brillo
recibiendo del sol
la luz de tu contorno.

Sólo bajo tus pies era de noche.

Eras cárcel de música,
de la música presa
que intentaba escapar
en cada gesto tuyo,
pero que no podía salir
y se asomaba como un niño
a los cristales de tus ojos claros.

8. CAMPO

(Cinco pétalos tiene
la flor que él ama:
la camisa de lino,
el refajo de lana
el vestido de seda,
el delantal, la capa).

Aquel árbol de la cumbre
tiene las bridas del viento;
la capa de su jinete
pinta de celeste al cielo
y el agua del río se aleja
acariciando reflejos.
El pastor trenza su honda
con fibras de esparto nuevo,
mientras el rebaño va
dejando desnudo el suelo.
Ella en el barranco rojo
sus ramas rubias dio al viento.
Las miradas del pastor
oblicuamente crecieron.
Ella en el barranco rojo
y él en el perfil del cerro.

9. A UN OLMO

Qué lenta libertad vas conquistando
con un silencio lleno de verdores!

Apenas si se nota en ti la vida
y nada hay muerto en ti, olmo gigante
Tus hojas tan pequeñas me enternecen,
te aniñan, te disculpan
de los brutales troncos de tus ramas.

Las hojas que resbalan por tu rostro
parecen el espejo de mi llanto,
parecen las palabras cariñosas
que me sabrías decir si fueras hombre.

¡Quién como tú pudiera ser tan libre,
con esa libertad lenta y tranquila
con la que así te vas formando!
Tú permaneces, pero te renuevas,
estás bien arraigado, pero creces,
y conquistas el cielo sin derrota,
dueño de tu comienzo y de tus fines.

Si yo tuviera comunicaciones
con las duras raíces ancestrales;
si mis antepasados retorcidos
me retuvieran firmes desde el suelo;
si mis hijos, mis versos y las aves
brotaran de mis brazos extendidos,
como un hermano tuyo me sintiera.

Olmo, dios vegetal, bajo tu sombra,
bajo el rico verdor de tus ideas,
amo tu libertad que lentamente
sobrepasa los duros horizontes,
y me quejo de mí, tan engañado,
andando suelto para golpearme
contra muros de cárcel y misterio.

Las tinieblas son duras para el hombre.

10. AMENAZA

Manos grandes, ojos grandes,
labios demasiado duros,
hostiles se me aproximan.
Un mundo de seres malos
ante mí se contorsiona
amenazador, oscuro.
Estallan las rencorosas
frentes. Sangran esquivos
los ojos. Espumosos odios brotan
contra mí; pero yo sigo
con mi soledad inocente
por un cristal defendido.
Sólo me hieren las luces,
los dolores enemigos.

11. AMOR OSCURO

Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno…
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

12. BAJO TU SOMBRA

A la sombra de tu vida
quiero detener mi tiempo,
que tu profundo horizonte
me haga perderme en su seno;
que tu silencio recubra,
con arboleda de sueños,
este corazón que guarda
tantas soledades dentro.

13. AÚN NIÑA

Aún niña y ya te vas,
niña en la muerte,
muerta de hace tres años.
¿Por qué sobre los grises
suelos desconocidos
eres luto y esparto?
¿Adónde tu siniestra
felicidad de humo
te lleva de la mano?
Más allá de las lápidas,
cenicienta me miras,
muerta de hace tres años.

14. CERRANDO LOS OJOS

Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro
y mar afuera me lanza.

Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.

15. CUERPO Y ALMA

De lejos mi cuerpo mira
su alma desnuda en la arena.
Recibe el sol de la muerte
junto a un río de tristeza.

Sobre una roca, mi cuerpo.
Mi alma, desnuda, en la arena.
Tan helada tengo el alma
que con la muerte se quema.