Poemas de Javier Heraud

Los poemas de Javier Heraud, ese joven apasionado y en constante búsqueda, siguen resonando con fuerza en los corazones de quienes los leen. Sus versos, tejiendo sueños y explorando emociones, son un reflejo palpable de la vida en movimiento. Mientras exploras su obra, te sumerges en un torrente de sensaciones, descubriendo cómo sus palabras, enraizadas en su tiempo, siguen vibrando en el tuyo.

Los poemas de Heraud son como pinceladas inmortales que capturan instantes fugaces. En su prosa poética, los detalles se vuelven protagonistas, pintados con colores vibrantes y envueltos en la magia del presente participio. Sus metáforas fluidas y frescas te permiten saborear cada matiz de la experiencia humana.

A través de su poesía, Javier Heraud explora las fronteras de la emoción humana. Sus palabras, saltando de verso en verso, te llevan a través de un viaje por la pasión y el amor, la melancolía y la rebeldía. Las emociones son descritas con una sinceridad que trasciende el tiempo, estableciendo un puente directo entre su alma y la tuya.

Biografía de Javier Heraud: Pasión en Palabras

En la vida de Javier Heraud, la pasión por la palabra escrita se entrelaza con su búsqueda constante de significado. Nacido en tierras peruanas, su existencia breve pero intensa se plasmó en poemas que aún resuenan en el presente.

Juventud Inquieta: Criado en un entorno que alimentó su amor por la naturaleza y la literatura, Heraud creció siendo un espíritu inquieto. Desde temprana edad, mostró una curiosidad voraz por la vida y la profundidad de las emociones humanas.

Aventura Literaria: Su etapa universitaria fue un viaje hacia el mundo literario y político. Exploró géneros diversos, desde ensayos hasta poesía, buscando plasmar su visión del mundo y la necesidad de cambio. Su voz emergente resonó con las voces de su generación.

Vocación Comprometida: Heraud fue más que un poeta; se convirtió en un activista con las palabras. Sus escritos se entremezclaron con sus creencias políticas, convirtiéndose en un eco de las luchas de su tiempo. La pasión por la justicia social se reflejó en sus poemas llenos de urgencia y conciencia.

Peregrinaje Vital: La naturaleza llamaba a Heraud con fuerza. Sus viajes y aventuras lo llevaron por senderos agrestes y escenarios ricos en inspiración. La belleza natural se convirtió en una musa constante, pintando sus poemas con la paleta de los elementos.

Vínculo con la Guerra y el Exilio: El eco de la guerra atrapó a Heraud en su red. Su compromiso con la causa lo llevó a emprender un camino de lucha armada, un camino que culminó en su trágica muerte a una edad temprana. El exilio forzado por las circunstancias lo separó de su patria y dejó una marca imborrable en su historia.

Legado Imperecedero: Aunque su vida se cortó abruptamente, su legado literario sigue vibrando. Los poemas de Heraud se erigen como monumentos a su pasión, a su búsqueda, a su voz valiente. Sus palabras, impregnadas del presente participio y la vitalidad del instante, trascienden el tiempo y hablan a generaciones sucesivas.

El Fallecimiento de Javier Heraud: Adiós en Plenitud

La muerte de Javier Heraud, el joven poeta y activista peruano, ocurrió el 15 de mayo de 1963. Heraud murió a la edad de 21 años en un trágico incidente durante una misión guerrillera en la selva peruana. Su vida, caracterizada por su pasión por la poesía y su compromiso con la justicia social, fue truncada prematuramente en medio de la agitación política y social de la época.

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7 poemas de Javier Heraud: Poemas de Reflexión

Los poemas de reflexión de Javier Heraud son como espejos que te invitan a explorar tu propio ser y el mundo que te rodea. A través de su poesía introspectiva y en constante búsqueda, te sumerges en las aguas profundas de la introspección.

En estos versos en constante cuestionamiento, Heraud se adentra en su propia identidad. Sus palabras, como lámparas iluminando rincones oscuros, te inspiran a cuestionar quién eres, tus anhelos y tus miedos, en un viaje de autoconocimiento.

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1. UNA PIEDRA

Piedra fría,
solenme piedra
¡si pudieras hablar
en mi costado,
si pudieras cantar en
tu vertiente!
Si desembocaras en un
ancho río,
Y trajeras la paz al
mundo entero,
al cantarte en tus
aguas destiladas,
alma serías en mi
frente oscura,
brazo serías
de mi antigua
cabellera.

2. PALABRA DE GUERRILLERO

Porque mi patria es hermosa
corno una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.

3. SOLO

En las montañas o el mar
sentirme solo, aire, viento,
árbol, cosecha estéril.
Sonrisa, rostro, cielo y
silencio, en el Sur, o en
el Este, o en el nacimiento
de un nuevo río.
Lluvia, viento, frío
y azota.
Costa, relámpago, esperanza,
en las montañas o en el
mar.
Solo, solo,
sólo tu sola risa,
sólo mi solo espíritu,
solo
mi soledad
y
su
silencio.

4. INVIERNO

Agosto ha pasado ya.
Duras primaveras
acosan mis olvidados
recuerdos.
(Las cicatrices
del tiempo y del olvido,
lo cicatrices del odio
y el amor,
las llanuras de sangre
abiertas con la mano,
los campos desolados
por la sed y el amor).

5. VERANO

Redoblados soplos del amor
sacuden el corazón y los ojos.
(Es la luz de la vida y
de los días. Es el castigo de la
muerte y de las noches).
Recojo y siembro las semillas
del amor;
camino entre noches
oscurecidas por
el vino,
pregunto a la tierra
y a los montes,
arranco montañas
de odios y tumultos:
¿Qué son las tardes
al lado de la paz,
qué son los montes
al lado de los sueños,
qué son los ríos
a lado de las lágrimas,
qué son una sonrisa,
un llanto,
un estremecimiento,
un
rostro,
una
mano
si día a día
mueren
las hierbas
en los campos,
si día a día
caen en sus
noches
los árboles
del amor y
del silencio?

6. PRIMAVERA

Es la hora de la sangre
y del clamor.
ahí donde vibraban
los viejos clarines,
allí donde sonaban
los viejos sonetos,
vibran y suenan
los días oscuros
del tiempo y del amor.
Los muertos esperan
felices los truenos
pacientes,
y los ríos congelados
aguardan la llegada
del verano.
Verano, viejo sólido,
nada podrás contra
la ardiente tiranía
de la primavera.

7. Mi casa

1

Mi cuarto es una
manzana,
con sus
libros,
con su
cáscara,
con su cama
tierna para
la noche dura.
Mi cuarto es el
de todos
es decir,
con su
lamparín que
me permite reir
al lado de Vallejo,
que me permite ver
la luz eterna de
Neruda.
Mi cuarto, en
fin,
es una
manzana,
con sus libros,
sus papeles,
conmigo,
con su
coraazón.

2

Por mi ventana nace
el sol casi todas
las mañanas.
Y en mi cara,
en mis manos,
en el dulce
clamor de la luz pura,
abro mis ojos entre la
noche muerta,
entre la tierna
esperanza de
quedar vivo un
día más,
un nuevo día,
para
abrir los
ojos ante la
luz eterna.

10 Poemas de Javier Heraud: Meditaciones Efímeras

Las meditaciones efímeras de Javier Heraud son como luciérnagas en la noche: momentos fugaces que destellan con intensidad y luego se desvanecen en la oscuridad. A través de su poesía, Heraud te invita a detenerte y contemplar la belleza de lo transitorio.

En estas meditaciones, Heraud captura paisajes en el lienzo de las palabras. Sus descripciones en presente participio convierten los escenarios en algo vivo y palpitante, permitiéndote sentir la brisa, escuchar los sonidos y ver los colores que dan vida al instante.

meditaciones-efimeras-de-javier-heraud

1. Unas cosas

Mariposas, árboles
calles angostas y
venideras, ¡cómo decirles
que a la hora del crespúsculo
sus ramas vivideras volverán
a crujir en la tormenta!
Si en la noche
remontaran el más ancho río,
¡cómo negarles su candor
sangriento,
su pecho claro
esclarecido!
Mariposas, árboles en la
tormenta, en el río claro
merced vuestras alas al
ruidoso viento
que entre los dos saldrá
la madrugada.

2. krishna o los deseos

I
   No deseo la victoria.
   La victoria es siempre pasajera,
   no queda después  sino la muerte,
   el regocijo, el gozo falso de la vida:
   una hierba caída sobre el hombro,
   un refugio que aguarda su retorno,
   un escondido llanto después de la
   batalla y la victoria.
   Un vaso palpitante,
   un cuerpo en perpetuo movimiento,
   un cenicero vacío eternamente
   son más efímeros quo la victoria,
   efímera y vana, cansada y agotante.
   Difícil es remar a  remo suelto,
   difícil llenar el vaso lleno,
   difícil cambiar el tiempo ajeno.
   No deseo la victoria ni la muerte,
   no deseo la derrota ni la vida,
   sólo deseo el  árbol y su sombra,
   la vida con su muerte.
   II
   No deseo los reinos.
   Un reino es siempre mensurable:
   tantos metros y distancias,
   tantos bueyes y caballos lo
   separan de otros reinos pasajeros.
   No deseo ningún reino:
   mi único reino es mi corazón cantando,
   es mi corazón hablando,
   mi único reino es mi corazón llorando,
   es mi corazón mojado:
   mi reino es mi seco corazón  (ya lo dije)
   mi corazón es el único reino
   indivisible,
   el único reino que nunca nos traiciona,
   mi reino y mi corazón,
   (ya tengo el corazón)
   no deseo los reinos si tengo mi
           pecho y mi garganta,
   no deseo los valles ni los reinos.
   III
   No deseo los placeres.
   No existe el placer sino la duda,
   no existe el placer sino la muerte,
   no existe el placer sino la vida.
   (El mar lavará  mi espíritu en las arenas,
   lo lava todos los días en el recuerdo,
   lo ha lavado con palabras,
   el mar no es un placer sino una vida).
   El mar es el reino de la soledad y el naufragio.
   IV
   No deseo sino la vida,
   no deseo sino la muerte.
   V
   Descansar en el valle
   que baña el río todas las tardes,
   en las arenas que cubre el. mar
   todas las noches,
   en el viento que sopla en los ojos,
   en la vida que alienta ya sin fuego,
   en la muerte que respira el aire lleno,
   en mi corazón que vive y muere diariamente.

3. Prólogo

Ha llegado ya el
   hombre de los mares
   Señor, abre tu puerta
   Señor, abre tu corazón
   que ha  llegado ya
   el hombre de los mares..

4. Nadie te molesta, hermano

Nadie te molesta,
   hermano.
   Hoy duermes en tu cuna
   Y en tu leche,
   hoy duermes en tu sueño
   y en tu noche.
   ¿Qué espantos, qué
   miedos te cogerán
   en madrugada y
   te sacudirán en
   viernes o en sábados
   o en sábados convulsos?
   No. Aquí estoy yo,
   hermano,
   velando tu tranquilidad
   y tus noches,
   mirando tus manos
   enlazadas con
   la luna,
   mirando tu rostro
   hundido en tus
   sus otoñales.
   Invierno. Y aquí
   está  tu hermano,
   tu colcha, tu
   sábana, y
   tu almohada,
   y tu hermano
   para evitar que
   ángeles perversos
   paseen por tus
   ojos
   para coger tus
   sueños y arrullarlos
   fieramente.
   Hoy, durmiendo,
   cuidando tu muerte
   por momentos,
   evitaré que nuevos
   soles nazcan en tu
   frente, evitaré
   las tinieblas y las
   ruinas,
   las miserias y,
   los males,
   (que hoy se vislumbran
   en mis ojos)
   para hacer de ti,
   hermano,
   un nuevo hombre
   nacido aquí en
   la aurora.

5. Poema

El valle de
   Tarma es grande.
   Pero más grande
   es mi corazón
   cuando lo miro,
   pero más amplio
   es mi pecho cuando
   aspiro aire, y aire,
   cielo y cóndor,
   martes y jueves,
   más grande que el
   río es el hombre,
   más grande que el
   valle son los ojos
   de tantos caminantes
   de costado.

6. Poema a un amigo

Jueves, día último de la
   infancia
   Jueves, viernes días dulces
   y amargos para el oído
   qué sombra que luces
   qué soles
   descansaban
           en
           tu
           f rente
   qué soles te acercaban
   al pasado,
   jueves,
   doce,
   último, día de
   los lunes
   poesía,
   martes de la
   semana.
   Luis, hermano,
   hoy la humanidad
   me sabe fuerte
   hoy descanso
   en mis ojos
   y en mi voz.

7. Imagen nueva

A veces me parezco un poco
      a la imagen de la muerte
      que mi madre descubría
      entre sus cuentos.
      Con mis ojos hundidos y
      mis manos señalando
      blancas calles
      me suelen confundir
      con la muerte devoradora,
      y entonces,
      para jugar,
      penetro en algunas
      casas,
      aliviando a carpinteros y
      artesanos del dolor,
      cogiendo tierras
      y hundiéndolas
      en el mar.
      Soy la muerte a ratos,
      y a ratos conservo mi belleza
      y mis vestimentas
      y asusto perros, gatos,
      y al final,
      como siempre,
      a la higuera estéril y solitaria
      la quemo con el rayo de mis manos

8. Dos preguntas

primera pregunta
   “¿En qué lugar de Lima, la dorada,
   vivían los que la coristruyeron?”
                                    (Bertolt Brecht)
   segunda pregunta
   ¿Por qué será  que todavía existen
   infelices que nos hablan de una Lima
   señorial, antigua, colonial y bella?
   ¿Por que quedan  todavía desgraciados
   que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
   las tapadas, los balcones, la alameda,
   si de eso sólo queda un basural de hambre,
   de miseria y de mentira?
   Ciudad de los Reyes
   de la explotación y el hambre,
   tres veces coronada por la sumisión,
   ciudad triste, hambrienta, mísera
   por todos lados,
   salvo pequeños rinconcitos
   donde se canta “la flor de la canela”
   “viva el Perú y sereno” y se bebe whisky
   con hielo y cocacolas.

9. En la plaza roja

A estas horas, en estos días,
estuve en Moscú,
y desde mi piso 23 del hotel Ucraína
vi al río Moscu de noche
y a una ciudad de noche
que vive y duerme en la paz
de sus auroras.
A estas horas, Arturo y Mario
pasearán Moscú.
Pero es diferente.
Ellos hablarán con Marcos Ana,
hablarán de España,
verán en los ojos más abiertos
de su pueblo
el renacer y la esperanza
(Pero es diferente
estamos en 1962
Nicolaiev y Popóvich
suman más de 100 vueltas,
Ellos caminarán por la Plaza Roja,
hablarán de mí entre adoquines.
Yo también quisiera hablar
con Marcos Ana,
contarle de mi pueblo y de su lucha.
Pero ahora
(no es demagógico decirlo)
hay otras luchas que hacer,
y Arturo y Mario hablarán por mí
con las palomas.

10. Balada sobre la revolución cubana

Personajes: un norteamericano y
                     un miliciano cubano.
   Aparece un funcionario yankee
     mascando chicle – Habla.
   Hablo entre las lunas llenas
   de comunistas.
   Han ocupado el Caribe
   hemos perdido una isla.
   Pero con nosotros no se atreven.
   ¿Recuerdan todavía que hicimos
   hervir a 300 mil japoneses, já?
   Pero ay la libertad,
   la democracia, la justicia,
   la igualdad entre los hombres
   han sido victimados por tanques rusos.
   Castro, ah sí, es un barbudo loco,
   debe morir en la cámara de gas,
   ¿por qué no se afeita?
   Debemos poner a Cuba de rodillas,
   y por eso yo también me arrodillo,
   porque mi nuevo pesidente es católico,
   cree en el dios único existente,
   y tiene además una esposa  bonita y hacendosa.
   (aparte)
   me perdonan ustedes por un instante,
   pero me han venido ganas de orinar.
    (aparece una puerta portátil
   que lleva un letrero:
                  ‘For white men, only»
   (A lo lejos se escuchan voces. Se van acercando.
   Aparecen funcionarios, de diferentes países Latinoamericanos
   y periodistas a sueldo vestidos de saltimbanquis. Se ponen en
   fila y repiten a coro lo dicho por el yankee).
                         Salen.
   Aparece un miliciano con su uniforme verde olivo y un fusil.-
   Habla:
   Porque mi patria es hermosa
   corno una espada en el aire,
   y más grande ahora y aun
   más hermosa todavía,
   yo hablo y la defiendo
   con mi vida.
   No me importa lo que digan
   los traidores,
   hemos cerrado el pasado
   con gruesas lágrimas de acero.
   El cielo es nuestro,
   nuestro el pan de cada día,
   hemos sembrado y cosechado
   el trigo y la tierra,
   y el trigo y la tierra
   son nuestros,
   y para siempre nos pertenecen
   el mar
   las montañas y los pájaros.

3 poemas de Javier Heraud: Poesía emocional

Los poemas emocionales de Javier Heraud son como ventanas abiertas al alma humana, donde los sentimientos fluyen con una intensidad vívida. A través de su poesía, te sumerges en un océano de emociones en constante marea.

poesia-emocional

1. Balada sobre la revolución cubana

Personajes: un norteamericano y
                     un miliciano cubano.
   Aparece un funcionario yankee
     mascando chicle – Habla.
   Hablo entre las lunas llenas
   de comunistas.
   Han ocupado el Caribe
   hemos perdido una isla.
   Pero con nosotros no se atreven.
   ¿Recuerdan todavía que hicimos
   hervir a 300 mil japoneses, já?
   Pero ay la libertad,
   la democracia, la justicia,
   la igualdad entre los hombres
   han sido victimados por tanques rusos.
   Castro, ah sí, es un barbudo loco,
   debe morir en la cámara de gas,
   ¿por qué no se afeita?
   Debemos poner a Cuba de rodillas,
   y por eso yo también me arrodillo,
   porque mi nuevo pesidente es católico,
   cree en el dios único existente,
   y tiene además una esposa  bonita y hacendosa.
   (aparte)
   me perdonan ustedes por un instante,
   pero me han venido ganas de orinar.
    (aparece una puerta portátil
   que lleva un letrero:
                  ‘For white men, only»
   (A lo lejos se escuchan voces. Se van acercando.
   Aparecen funcionarios, de diferentes países Latinoamericanos
   y periodistas a sueldo vestidos de saltimbanquis. Se ponen en
   fila y repiten a coro lo dicho por el yankee).
                         Salen.
   Aparece un miliciano con su uniforme verde olivo y un fusil.-
   Habla:
   Porque mi patria es hermosa
   corno una espada en el aire,
   y más grande ahora y aun
   más hermosa todavía,
   yo hablo y la defiendo
   con mi vida.
   No me importa lo que digan
   los traidores,
   hemos cerrado el pasado
   con gruesas lágrimas de acero.
   El cielo es nuestro,
   nuestro el pan de cada día,
   hemos sembrado y cosechado
   el trigo y la tierra,
   y el trigo y la tierra
   son nuestros,
   y para siempre nos pertenecen
   el mar
   las montañas y los pájaros.

2. Imagen nueva

A veces me parezco un poco
      a la imagen de la muerte
      que mi madre descubría
      entre sus cuentos.
      Con mis ojos hundidos y
      mis manos señalando
      blancas calles
      me suelen confundir
      con la muerte devoradora,
      y entonces,
      para jugar,
      penetro en algunas
      casas,
      aliviando a carpinteros y
      artesanos del dolor,
      cogiendo tierras
      y hundiéndolas
      en el mar.
      Soy la muerte a ratos,
      y a ratos conservo mi belleza
      y mis vestimentas
      y asusto perros, gatos,
      y al final,
      como siempre,
      a la higuera estéril y solitaria
      la quemo con el rayo de mis manos

3. Poema especial

Se trata ahora de escribir
algo original, nuevo, sorprendente.
Mañana salgo de viaje.
(Iré a México como peruano,
turista que recorre las antiguas ruinas)
y luego Bolivia,
riéndome de perros policías
y canes presurosos.
Entraré junto con 30 compañeros
furtivamente a mi patria.
Armados con palabras y fusiles,
armados con ansías nuevas
de un Perú más joven,
sembraremos en la sierra de los Andes
“semillas subversivas”.