POEMAS DE BILLY COLLINS

Los poemas de Billy Collins, un poeta contemporáneo muy querido, nos deleita con su estilo accesible y su humor sutil. Sus poemas exploran temas cotidianos con una mirada perspicaz y una sensibilidad poética única. A menudo, Collins toma situaciones comunes y les otorga una nueva perspectiva, revelando la belleza oculta en lo mundano. «Introducción a la poesía» es uno de sus poemas más famosos, en el que invita a los lectores a abordar la poesía con una mente abierta y curiosa. Con su habilidad para combinar lo cómico con lo conmovedor, Billy Collins ha ganado una amplia audiencia y se ha convertido en uno de los poetas más populares de nuestro tiempo. Su poesía nos recuerda la maravilla de la vida diaria y la importancia de apreciar los pequeños detalles que nos rodean.

 

Inspirado en el poema «El pez» de Billy Collins

 

En las profundidades del océano azul,

un pez solitario surca el misterio,

sus escamas centellean como joyas,

en un ballet acuático de ensueño.

 

Con gracia y destreza se desliza,

entre corales y algas escondido,

testigo silente de maravillas,

en su reino submarino sumergido.

 

Cada aleta, un pincelazo de color,

pintando el lienzo del océano,

el pez, un artista de lo efímero,

creando cuadros de belleza en su mano.

 

Sus ojos reflejan la vastedad,

de un mundo desconocido y sereno,

en cada mirada, una eternidad,

en cada movimiento, un misterio pleno.

 

Baila con las corrientes y las mareas,

como un sueño que nunca despierta,

en el abismo del mar, sus odiseas,

tejen historias que el viento concierta.

 

Y así, el pez, un poema en movimiento,

un versículo del océano sin final,

en su danza acuática, encuentro aliento,

en su silencio, una música universal.

Inspirado en el poema "El pez" de Billy Collins

 

Inspirado en el poema «Una lectura de sus cartas» de Billy Collins

 

En las cartas escritas con devoción,

descubro mundos de ilusiones y quimeras,

como si fueran páginas de un libro abierto,

en cada línea, historias verdaderas.

 

Las palabras fluyen como río sereno,

susurrando secretos al corazón,

cada letra, un pincelazo ameno,

pintando paisajes en la imaginación.

 

En sus frases, encuentro mi reflejo,

los sentimientos que me son familiares,

en cada párrafo, un suspiro satisfecho,

como un abrazo lleno de versos singulares.

 

Las cartas son ventanas al alma,

un espejo de emociones compartidas,

en cada pluma, un latir que se embalsama,

en cada palabra, una verdad escondida.

 

Y así, en la lectura de sus cartas,

descubro la magia de la comunicación,

las letras, un puente que acorta distancias,

un encuentro íntimo de corazón a corazón.

 

Inspirado en el poema «Una tarde en la playa» de Billy Collins

 

En la costa dorada y apacible,

una tarde de ensueño se despliega,

el sol se refleja en el mar sereno,

y las olas cantan su canción eterna.

 

Las conchas y caracolas adornan la arena,

tesoros del océano esparcidos con esmero,

los niños juegan y su risa resuena,

en la orilla, la vida se celebra sin agobio.

 

El viento acaricia la piel con su suave soplo,

mientras las gaviotas vuelan en el cielo,

la brisa salada llena el alma de gozo,

en este rincón paradisíaco y bello.

 

El horizonte se funde con el océano,

una línea difusa donde el tiempo se pierde,

en esta tarde de magia y desenfreno,

los corazones encuentran la paz que ansían.

 

Así, en la playa, el tiempo se detiene,

cada momento se vuelve eterno,

la tarde se tiñe de colores plenos,

y en el alma, un recuerdo se eterniza con su vuelo.

 

Inspirado en el poema «El arte de perder» de Billy Collins

 

Aprender el arte de dejar ir,

es una lección que el tiempo nos enseña,

cada pérdida es un sendero a recorrer,

un aprendizaje que el alma recrea.

 

En cada adiós, una nueva bienvenida,

un espacio que se abre para lo nuevo,

aunque el corazón sienta la partida,

la vida siempre tiene algo que ofrecer.

 

El arte de perder no es un desencanto,

sino una puerta a la transformación,

en cada pérdida, un cambio se avanza,

un paso hacia la evolución.

 

El tiempo se encarga de sanar heridas,

cada pérdida es un capítulo que cierra,

el arte de perder nos enseña la vida,

y nos descubre en cada esquina una nueva tierra.

 

Así, aprendemos a soltar con gratitud,

cada instante que la vida nos regala,

en cada pérdida, hay una actitud,

que nos invita a seguir adelante con el alma.

 

Inspirado en el poema «En el pueblo de Sandpiper» de Billy Collins

 

En el pintoresco pueblo de Sandpiper,

las aves y el mar encuentran su danza,

las olas rompen con un sonido tan bello,

que el viento parece una caricia temprana.

 

Las gaviotas vuelan en perfecta armonía,

sus graznidos se mezclan con el vaivén,

en el pueblo de Sandpiper, la melancolía,

se fusiona con la alegría de un canto sin freno.

 

La brisa acaricia las fachadas de colores,

los tejados parecen abrazar al cielo,

las casas de madera guardan sus secretos,

mientras el mar en susurros cuenta su cuento.

 

El pueblo de Sandpiper es un rincón divino,

donde el tiempo fluye en pausa y sosiego,

la naturaleza y el hombre hallan su sino,

en este paraíso que el alma acoge.

Inspirado en el poema "En el pueblo de Sandpiper" de Billy Collins

 

Inspirado en el poema «Primero muere la rana» de Billy Collins

 

En el escenario del ciclo de la vida,

primero muere la rana, luego el sapo,

una danza eterna de muerte y partida,

que el tiempo ejecuta con su pulcro lapso.

 

En el corazón de la naturaleza,

cada criatura cumple su papel,

la rana abre su alma a la belleza,

y el sapo, un legado nos deja en su cartel.

 

En el vaivén de las estaciones,

el ciclo de la vida se despliega,

las hojas caen y encuentran razones,

para renacer en la primavera que llega.

 

En cada partida, una nueva bienvenida,

el tiempo marcha sin detenerse,

en el fluir de la vida, una despedida,

es el inicio de un nuevo amanecer.

 

Así, en el coro de la existencia,

primero muere la rana, luego el sapo,

la danza de la vida sigue su cadencia,

y en cada ciclo, hallamos nuestro aplauso.

 

Inspirado en el poema «A los peces» de Billy Collins

 

A los peces en el río les hablo,

susurros de palabras sin sonido,

en el lenguaje del alma, entablo,

una conversación con el mundo sumergido.

 

En las aguas danzan con gracia,

sus colores brillan como estrellas,

en su reino submarino, encuentran su plaza,

donde la vida fluye en mil huellas.

 

A los peces les cuento mis secretos,

y ellos me escuchan con atención,

en este intercambio de afectos,

descubro una conexión sin razón.

 

El océano, un lienzo infinito,

donde los peces escriben sus historias,

un universo en movimiento, un mito,

en sus aletas, la gloria y la memoria.

 

Y así, a los peces en el río les hablo,

un diálogo sin palabras pero pleno,

en su mundo acuático, me desgarro,

y encuentro en sus ojos, un reflejo sereno.

 

Inspirado en el poema «En la plaza» de Billy Collins

 

En la plaza, la vida se entrelaza,

como hilos de un tapiz colorido,

las miradas se encuentran, se abrazan,

en este escenario donde el tiempo se ha rendido.

 

Los niños corren y juegan en algarabía,

los adultos conversan con alegría,

la plaza es un escenario de poesía,

donde los corazones encuentran su melodía.

 

El murmullo de la gente es un susurro,

que se eleva como un canto alegre,

en este rincón, el alma se esfuerza y dura,

y los sueños parecen alcanzables y ligeros.

 

En la plaza, el tiempo parece lento,

un remanso en medio del ajetreo diario,

un espacio donde el alma encuentra aliento,

y el mundo se vuelve un cuento extraordinario.

 

Así, en la plaza, los encuentros son magia,

un crisol de experiencias y emociones,

cada paso, una danza de sinergia,

y en el abrazo de la plaza, hallamos las canciones.

 

Inspirado en el poema «En la estación de trenes de Fillingham» de Billy Collins

 

En la estación de trenes de Fillingham,

los viajeros se despiden y abrazan,

maletas llenas de sueños en su examen,

y corazones latiendo con esperanza.

 

Los trenes llegan y parten con puntualidad,

cada vagón es un mundo en movimiento,

en esta estación de encuentros y dualidad,

los destinos se cruzan en un punto.

 

Los relojes marcan el ritmo constante,

y el andén es un hervidero de emociones,

en cada viaje, el alma se hace itinerante,

y en cada partida, nuevas situaciones.

 

En la estación de trenes de Fillingham,

la vida es una travesía que no cesa,

cada tren lleva consigo un gran clamor,

un canto que en los rieles se expresa.

Inspirado en el poema "En la estación de trenes de Fillingham" de Billy Collins

Inspirado en el poema «A una ostra» de Billy Collins

 

A una ostra le pregunto por su tesoro,

la perla oculta en su interior,

en su concha, un mundo sin decoro,

donde la belleza nace con fervor.

 

Con paciencia y esmero va creando,

la joya que el mar le ha dado,

en su morada secreta va guardando,

un destello de luz y dorado.

 

En la ostra, encuentro un símbolo,

de cómo el tiempo talla la belleza,

una lección de humildad y decoro,

que en la sencillez encuentra su grandeza.

 

La ostra es un alma que se transforma,

una vida que florece en el océano,

cada perla es una historia que conforma,

un canto de vida y hermosura, un tirano.

 

Así, a una ostra le pregunto por su don,

la perla que nace en su ser escondida,

en este diálogo con el océano, un telón,

y en su respuesta, una lección bienvenida.

 

Inspirado en el poema «La visión de Sir Launcelot» de Billy Collins

 

La visión de Sir Launcelot, caballero audaz,

su espada desenvainada, en defensa del honor,

en cada gesto, una voluntad tenaz,

un ideal de justicia y valor.

 

Con paso firme cabalga en su corcel,

en busca de aventuras y proezas,

un símbolo de coraje y de piel,

que enfrenta los desafíos con entereza.

 

En su mirada, el fuego de la pasión,

por la noble causa que abraza,

en cada batalla, es un corazón,

que enarbola la bandera de esperanza.

 

La visión de Sir Launcelot nos inspira,

a luchar por lo que es justo y verdadero,

un legado de coraje y de lira,

que en cada corazón se vuelve eterno.

 

Y así, en la visión de Sir Launcelot,

encontramos la valentía que buscamos,

un ejemplo de honor que no se evapora,

un guía en la batalla de los sueños anhelados.

 

Inspirado en el poema «Insomnio» de Billy Collins

 

En las noches de insomnio, el silencio habla,

los pensamientos fluyen sin detenerse,

como estrellas fugaces que nunca paran,

en la inmensidad del cielo de la mente.

 

El reloj marca el compás del tiempo,

las horas se desvanecen sin tregua,

el insomnio es un viaje sin aliento,

donde los sueños escapan en fuga.

 

En la penumbra, los recuerdos reviven,

las sombras se alargan en el alma,

el insomnio, un misterio que persigue,

como una melodía sin calma.

 

En cada suspiro, la noche se expande,

y el silencio susurra en su confín,

el insomnio es un verso que se desbanda,

en el lienzo de la noche sin fin.

 

Así, en las noches de insomnio me sumerjo,

un viaje al corazón de la incertidumbre,

y en cada estrella que brilla en mi universo,

hallo la paz que en el insomnio se resume.

Inspirado en el poema "Insomnio" de Billy Collins

 

Inspirado en el poema «En la cocina» de Billy Collins

 

En la cocina, los sabores se fusionan,

un baile de especias y colores,

el arte de cocinar, donde el alma abraza,

cada receta es un canto de sabores.

 

En las ollas y sartenes, la magia acontece,

los ingredientes se transforman con esmero,

en cada plato, una historia florece,

y el corazón se llena de placer sincero.

 

La cocina es un templo de experiencias,

donde los sentidos encuentran refugio,

los aromas, una danza de complacencias,

que acarician el alma con su arrullo.

 

En la cocina, se celebra la vida,

los fogones son el corazón latente,

y en cada plato, una emoción se anida,

un encuentro de amores y saberes latentes.

 

Así, en la cocina, la creatividad se enciende,

un arte que alimenta cuerpo y alma,

en cada bocado, el alma se tiende,

y el sabor es el protagonista en la calma.

 

Inspirado en el poema «Vuelo desde Valparaíso» de Billy Collins

 

Desde Valparaíso vuelo en mi mente,

sobre los cerros y el mar profundo,

un vuelo libre, sin límites aparentes,

cada instante es un sueño en este mundo.

 

Las nubes se convierten en mi lienzo,

pintando paisajes de ensueño,

en cada ala, un deseo intenso,

cada latido del corazón es un diseño.

 

Vuelo desde Valparaíso, mi puerto querido,

donde las almas encuentran su camino,

en cada viaje, el alma se ha erguido,

y en cada regreso, un abrazo peregrino.

 

El viento es mi aliado y mi guía,

me lleva a lugares desconocidos,

en cada recuerdo, una melancolía,

y en cada destino, nuevos sentidos.

 

Así, vuelo desde Valparaíso, mi hogar,

en cada vuelo, un regreso a mi esencia,

un viaje eterno que nunca se acabará,

porque en el vuelo, hallamos la coherencia.

 

Inspirado en el poema «El mapache» de Billy Collins

 

El mapache, un maestro de la astucia,

en la oscuridad de la noche se esconde,

sus ojos brillantes, una guía certera,

en su mirada, la inteligencia responde.

 

Con destreza trepa por los árboles,

sus patas ágiles y manos diestras,

en el bosque, es el rey de los misterios,

y su pelaje, una capa de sombras sinceras.

 

El mapache, un guardián de secretos,

en sus travesuras es un experto,

su cola, un pincel que escribe en siluetas,

un cuento en cada rincón que encuentra abierto.

 

En la oscuridad de la noche estrellada,

el mapache se desliza sigiloso,

una sombra en la tierra consagrada,

en su mirada, un enigma misterioso.

 

Así, el mapache es un ser fascinante,

un acertijo en la noche callada,

su presencia, un deleite cautivante,

en el bosque, una leyenda que no se desvanece.

 

Inspirado en el poema «El búho» de Billy Collins

 

El búho sabio, en la noche serena,

sus ojos vigilantes, un faro en el cielo,

en su mirada, una sabiduría plena,

un misterio que se esconde en su vuelo.

 

En la penumbra, sus alas se despliegan,

como un espectro en el firmamento,

el búho es un guardián que no se niega,

a cuidar los secretos en su aposento.

 

Con su vuelo silente recorre los bosques,

testigo silente de la vida nocturna,

sus ojos escudriñan en cada rinconcete,

y en su vuelo, el misterio se inunda.

 

El búho es un símbolo de introspección,

de sabiduría y conexión con lo divino,

en su vuelo, hay un aura de reflexión,

una guía en la noche, un destino.

 

Así, el búho es un ser enigmático,

un misterio que se oculta en la noche,

su vuelo silente es un arte poético,

un canto a la sabiduría sin reproche.

Inspirado en el poema "El búho" de Billy Collins

Inspirado en el poema «Un sueño con una serpiente» de Billy Collins

 

En un sueño, una serpiente me susurra,

palabras que resuenan en mi mente,

sus ojos fijos en la oscura penumbra,

y en su mirada, encuentro lo latente.

 

La serpiente, un símbolo de transformación,

en sus escamas, una piel que se renueva,

en el sueño, es un mensaje de introspección,

una llamada a la sabiduría que se devela.

 

En el enigma del sueño, me deslizo,

las imágenes se entrelazan en un río,

la serpiente es un símbolo que me hechiza,

en su danza, encuentro mi propio albedrío.

 

En el sueño, la serpiente me guía,

a un viaje por mi mundo interior,

susurros de sabiduría y poesía,

que en el despertar, se convierten en valor.

 

Así, en el sueño con una serpiente,

encuentro una verdad que me conmueve,

en su mensaje, una enseñanza ferviente,

un viaje de descubrimiento que se resuelve.

 

 

Inspirado en el poema «Los peces en el cielo» de Billy Collins

 

Los peces en el cielo, una visión inusual,

nadando en el éter como estrellas plateadas,

en su danza acuática, un vuelo celestial.

 

En sus aletas, el viento es su aliado,

navegan entre nubes con maestría,

los peces en el cielo, un sueño encantado,

un cuadro pintado con la luz del día.

 

En su trayectoria, dejan estelas brillantes,

como luciérnagas danzando en la oscuridad,

los peces en el cielo son seres deslumbrantes,

que en su vuelo acuático encuentran libertad.

 

Y así, los peces en el cielo son un mito,

un espectáculo mágico y sorprendente,

su vuelo acuático es un canto infinito,

una belleza celestial, deslumbrante y ferviente.

 

Inspirado en el poema «Desayuno en un día de noviembre» de Billy Collins

 

En un día de noviembre, el desayuno es un ritual,

el aroma del café se mezcla con el aire frío,

los panes recién horneados, un manjar especial,

y en la mesa, la comida es un abrigo.

 

Las manos abrazan la taza de café caliente,

un elixir que despierta los sentidos,

en cada sorbo, un mundo reverdece,

y el corazón se llena de latidos.

 

El pan tostado con mermelada, un deleite,

los sabores se entrelazan con dulzura,

en el desayuno, el alma se mece y se asiente,

y cada bocado es una caricia pura.

 

En un día de noviembre, la vida despierta,

el desayuno es el inicio del camino,

cada sabor es una melodía abierta,

que en el paladar deja su destino.

 

Así, en un día de noviembre, el desayuno,

es un rincón de placer y gratitud,

cada instante, un verso oportuno,

que en el alma deja su quietud.

 

Inspirado en el poema «La tormenta en la vieja ciudad» de Billy Collins

 

La tormenta en la vieja ciudad se desata,

las nubes se tiñen de tonos plomizos,

en el cielo, la electricidad relampaguea,

y el trueno retumba como un eco profundo.

 

La lluvia cae en cascadas desbocadas,

como lágrimas del cielo que se derraman,

en la vieja ciudad, la naturaleza danza,

un espectáculo divino, una obra que se entrama.

 

Las calles se llenan de charcos brillantes,

espejos donde se reflejan luces y colores,

en cada rincón, el alma encuentra instantes,

que se tejen en un lienzo de clamores.

 

Y cuando la tormenta cesa, en calma se transforma,

el arcoíris se despliega, un puente hacia la esperanza,

la vieja ciudad, una guía y una norma,

que en la adversidad halla su rima y su danza.

 

Así, la tormenta en la vieja ciudad se aplaca,

y en su estela, queda la esencia de la vida,

en cada lluvia, un renuevo y una placa,

que nos enseña que de la tormenta, la calma es bienvenida.