Los Poemas de Ernesto Cardenal que Debes Conocer

Descubriendo los poemas de Ernesto Cardenal, te sumerges en los versos encantadores de su pluma exquisita trascendiendo el tiempo, cautivando corazones y desentrañando emociones.

Encontrando en sus líneas una mirada comprometida, sus palabras acarician la injusticia, abrazan la esperanza y despiertan la conciencia. Inspirando a través del presente participio, evoca realidades conmovedoras y sueños eternos.

Sus versos, danzantes y rebeldes, pintan paisajes del alma y denuncian la desigualdad, invitando al cambio y a la revolución interna.

Biografía de Ernesto Cardenal

Naciendo en Granada, Nicaragua, Ernesto Cardenal va creciendo en medio de una rica herencia cultural. Desde joven, mostrando interés por la poesía y la espiritualidad, se va involucrando en la vida monástica.

Estudiando en distintos países, absorbiendo conocimientos y ampliando horizontes, se va formando como escritor y teólogo comprometido.

Abrazando la Teología de la Liberación, luchando por la justicia social, va siendo un defensor incansable de los derechos humanos.

Escribiendo versos con una sensibilidad cautivadora, va ganando reconocimiento como uno de los poetas más influyentes de América Latina.

Viviendo y experimentando, va siendo ministro de Cultura en Nicaragua, participando activamente en la Revolución Sandinista.

Critico y apasionado, va enfrentándose a políticas autoritarias, defendiendo su visión de un mundo más justo.

Muerte del poeta Ernesto cardenal

El mundo literario y social está conmovido por la partida de Ernesto Cardenal. Falleciendo a los 95 años, deja un vacío en la poesía y la lucha por la justicia.

Siendo uno de los poetas más influyentes de América Latina, su legado perdurará en las páginas de la historia, inspirando a nuevas generaciones.

Siempre comprometido con los derechos humanos y la Teología de la Liberación, su voz sigue resonando en la conciencia colectiva, recordándonos la importancia de la empatía y la lucha por un mundo más equitativo. Los poemas de Ernesto Cardenal dejaran un legado para las futuras generaciones.

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7 poemas comprometidos de Ernesto Cardenal

Los poemas de Ernesto Cardenal, como una llama ardiente, denuncian injusticias y despiertan conciencias.

Cuestionando el statu quo, sus versos incisivos desenmascaran la opresión y la desigualdad.

Desafiando la indiferencia, sus palabras valientes levantan la voz por los oprimidos y marginados.

1. Tiempo, yo te odio…

Tiempo, yo te odio. Aunque sin ti no existiera.
Y por tu pasar moriré aunque por tu pasar nací.
Como San Francisco de Borja yo quiero ahora
amar a alguien a quien no toque el tiempo
y que alquilemos un cuarto donde la noche no pase
ni se apaguen uno a uno los anuncios de neón.

2. Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña…

Te doy, Claudia, estos versos,
porque tú eres su dueña.

Los he escrito sencillos
para que tú los entiendas.

Son para ti solamente,
pero si a ti no te interesan,
un día se divulgarán,
tal vez por toda Hispanoamérica…

Y si al amor que los dictó,
tú también lo desprecias,

otras soñarán
con este amor
que no fue para ellas.

Y tal vez verás,
Claudia,
que estos poemas,
(escritos para conquistarte a ti)
despiertan
en otras parejas
enamoradas que los lean
los besos que en ti
no despertó el poeta.

3. Aquí pasaba a pie por estas calles

Aquí pasaba a pie por estas calles,
sin empleo ni puesto y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados
conocieron sus versos.

Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento…

Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.

Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo,
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor,
y los decretos.

4. Como latas de cerveza vacías

Como latas de cerveza vacías y colillas
de cigarrillos apagados, han sido mis días.
Como figuras que pasan por una pantalla de televión
y desaparecen, así ha pasado mi vida.
Como automóviles que pasaban rápidos por las carreteras
con risas de muchachas y músicas de radios…
Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los autos
y las canciones de los radios que pasaron de moda.
Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
más que latas vacías y colillas apagadas,
risas en fotos marchitas, boletos rotos,
y el aserrín con que al amanecer barrieron los bares.

5. El Oficio Nocturno

2 AM. Es la hora del Oficio Nocturno, y la iglesia
en penumbra parece que está llena de demonios.
Esta es la hora de las tinieblas y de las fiestas.
La hora de mis parrandas. Y regresa mi pasado.
‘Y mi pecado está siempre delante de mí’

Y mientras recitamos los salmos, mis recuerdos
interfieren el rezo como radios y como roconolas.
Vuelven viejas escenas de cine, pesadillas, horas
solas en hoteles, bailes, viajes, besos, bares.
Y surgen rostros olvidados. Cosas siniestras.
Somoza asesinado sale de su mausoleo. (Con
Sehón, rey de lo amorreos, y Org, rey de Basán).
Las luces del ‘Copacabana’ rielando en el agua negra
del malecón, que mana de las cloacas de Managua.
Conversaciones absurdas de noches de borrachera
que se repiten y se repiten como un disco rayado.
Y los gritos de las ruletas, y las roconolas.
‘Y mi pecado está siempre delante de mí’

Es la hora en que brillan las luces de los burdeles
y las cantinas. La casa de Caifás está llena de gente.
Las luces del palacio de Somoza están prendidas.
Es la hora en que se reúnen los Consejos de Guerra
y los técnicos en torturas bajan a las prisiones.
La hora de los policías secretos y de los espías,
cuando los ladrones y los adúlteros rondan las casas
y se ocultan los cadáveres. Un bulto cae al agua.
Es la hora en que los moribundos entran en agonía
La hora del sudor en el huerto, y de las tentaciones.
Afuera los primeros pájaros cantan tristes,
llamando al sol. Es la hora de las tinieblas.
Y la iglesia está helada, como llena de demonios,
mientras seguimos en la noche recitando los salmos.

6. Amanecer

Ya están cantando los gallos.
Ya ha cantado tu gallo comadre Natalia
ya ha cantado el tuyo compadre Justo.
Levántense de sus tapescos, de tus petates.
Me parece que oigo los congos despiertos in la otra costa.
Podemos ya soplar un tizón – Botar la bacinilla.
Traigan un candil para vernos las caras.
Latió un perro en un rancho
y respondió el de otro rancho.
Será hora de encender el fogón comadre Juana.
La oscurana es más oscura pero porque viene el día.
Levántate Chico, levántate Pancho.
Hay un potro que montar,
hay que canaleatar un bote.
Los sueños nos tenían separados, en tijeras
tapescos y petates (caeda uno en su sueño)
pero el despertar nos reúne.
La noche ya se aleja seguida de sus seguas y cadejos.
Vamos a ver el agua muy azul: ahorita no la vemos.
– Y esta tierra con sus frutales, que tampoco vemos.
Levántate Pancho Nigaragua, cogé el machete
hay mucha yerba mala que cortar
cogé el machete y la guitarra.
Hubo una lechuza a medianoche y un tecolote a la una.
Luna no tuvo la noche ni lucero ninguno.
Bramaban tigres en esta isla y contestaban los de la costa.
Ya se ha ido el pocoyo que dice: Jodido, Jodido.
Después el zanate clarinero cantará en la palmera,
cantará: Compañero
Compañera.
Delante de la luz va la sombra volando como un vampiro.
Levántate vos, y vos, y vos.
(Ya están cantando los gallos.)
¡Buenos días les dé Dios!

7. Yo que he tenido la mala suerte

Yo que he tenido la mala suerte
de que Dios se enamorara de mí.
He quedado fuera del juego erótico.
Otros en esos juegos se reirán de mí.
Cuando mi amor en Granada
ilimitado ¿estabas celoso?
Mis deseos sexuales han sido y son
tan sólo analogías de mi amor a vos.
Creo que te agradan mis deseos sexuales.

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7 Poemas Espirituales de Ernesto Cardenal

Los poemas de Ernesto Cardenal espirituales, como ríos serenos, exploran lo trascendental y conectan con lo divino.

Elevando el alma, sus versos iluminan la espiritualidad interior y abren puertas a lo desconocido.

Abrazando la trascendencia, sus palabras evocan una conexión profunda con lo sagrado y lo eterno.

Explorando misterios ocultos, sus poesías se sumergen en lo invisible, trascendiendo lo material.

1. Bienaventurado el hombre (Salmo 1)

Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni
asiste a sus mítines
ni se sienta a la mesa con los gánsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans
Será como un árbol plantado junto a una fuente.

2. Detrás del monasterio

Detrás del monasterio, junto al camino,
existe un cementerio de cosas gastadas,
en donde yacen el hierro sarroso, pedazos
de loza, tubos quebrados, alambres retorcidos,
cajetillas de cigarrillos vacías, aserrín
y cinc, plástico envejecido, llantas rotas,
esperando como nosotros la resurrección.

3. Epitafio para Joaquín Pasos

Aquí pasaba a pie
por estas calles,
sin empleo ni puesto

Y sin un peso

Sólo poetas, putas
Pero

recordadle cuando
tengais puentes de concreto,

Grandes turbinas,
tractores, plateados graneros,

buenos gobiernos.

La guardia nacional
anda buscando
a un hombre

un hombre espera
esta noche llegar
a la frontera

el nombre
de ese hombre
no se sabe

hay muchos
hombres más
enterrados en
una zanja

El número y
el nombre de esos
hombres no se sabe.

Ni se sabe el lugar
ni el número de zanjas.

La guardia nacional
anda buscando a un hombre

Un hombre espera
esta noche salir
de Nicaragua

4. Ileana: la Galaxia de Andrómeda…

Ileana: la Galaxia de Andrómeda,
a 700.000 años luz,
que se puede mirar a simple vista en una noche clara,
está más cerca que tú.
Otros ojos solitarios estarán mirándome desde Andrómeda
en la noche de ellos. Yo a ti no te veo.
Ileana: la distancia es tiempo, y el tiempo vuela.
A 200 millones de millas por hora el universo
se está expandiendo hacia la Nada.
Y tú estás lejos de mí como a millones de años.

5. En Pascua resucitan las cigarras

En Pascua resucitan las cigarras
-enterradas 17 años en estado de larva-
millones y millones de cigarras
que cantan y cantan todo el día
y en la noche todavía están cantando.
Sólo los machos cantan:
las hembras son mudas.
Pero no cantan para las hembras:
porque también son sordas.
Todo el bosque resuena con el canto
y sólo ellas en todo el bosque no los oyen.
¿Para quien cantan los machos?
¿Y porque cantan tanto? ¿Y que cantan?
Cantan como trapenses en el coro
delante de sus Salterios y sus Antifonarios
cantando el Invitatorio de la Resurrección.
Al fin del mes el canto se hace triste,
y uno a uno van callando los cantores,
y después sólo se oyen unos cuantos,
y después ni uno. Cantaron la resurrección.

6. Hazme justicia Señor (Salmo 25)

Sobre el mojado camino en el que las muchachas con sus cantaros
van y vienen,
cortado en gradas en la roca,
colgaban como cabelleras o como culebras
las lianas de los arboles.
Y una especie de supersticion flotaba en todas partes.
Y abajo:
la laguna de color de limon,
pulida como jade.
Subian los gritos del agua
y el ruido de los cuerpos de color de barro contra el agua.
Una especie de supersticion…
Las muchachas iban y venian con sus cantaros
cantando un antigua canto de amor.
Las que subian iban rectas como estatuas,
bajo sus frescas ancoras rojas con dibujos
los cuerpos frescos de figura de anfora.
Y las que bajaban
iban saltando y corriendo como ciervas
y en el viento se abrian sus faldas como flores

7. Escucha mis palabras oh Señor (Salmo 5)

Escucha mis palabras oh Señor

Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gángster.

No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa

Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra

Hablan de paz en las Conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra

Sus radios mentirosos rugen toda la noche

Sus escritorios están llenos de planes criminales

 y expedientes siniestros
Pero tú me salvarás de sus planes

Hablan con la boca de las ametralladoras
sus lenguas relucientes
son las bayonetas…
Castígalos oh Dios
malogra su política
confunde sus memorándums
impide sus programas

A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo
tú serás mi refugio el día de la Bomba

Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias, ni en sus campañas políticas
tú lo bendices
lo rodeas con tu amor

como con tanques blindados.

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9 Poemas Reflexivos de Ernesto Cardenal

Conoce los poemas de Ernesto Cardenal reflexivos. Explorando los laberintos del pensamiento, los poemas reflexivos de Ernesto Cardenal te invitan a la introspección.

Cuestionando realidades, sus versos incitan a mirar más allá de lo evidente.

Sondeando el alma, sus palabras despiertan inquietudes y preguntas sin respuesta.

1. La mañanita

Hermano, amaneció. Mirá.
Ahora podemos ver ya el volcán Masaya
y su humo
saliendo del cráter, y la laguna, verde, de Masaya,
más allá la laguna de Apoyo, muy azul,
las Sierras, y serranías de color cielo
hasta la lejanía, la verdad es
que nuestra tierra es de color de cielo,
más lejos, ¿lo ves? el Pacífico,
casi puro cielo bajo el cielo, la verdad es
que estamos en el cielo y no lo sabemos,
mirá, del otro lado el lago de Managua y el Momotombo
junto al agua como
un triángulo de lago levantado o
una pirámide de cielo.
Todo esto desde antes estaba allí
pero una oscura noche lo cubría,
y no se veía. La noche de las tentaciones.
Cada uno tenía su tentación.
La tentación del falso amanecer que aún no podía ser.
El yacer en una cama en plena noche soñando que es el amanecer.
Ahora sí fue el amanecer, Pancho Nicaragua,
todo está iluminado
alrededor de este rancho.
La tierra y el agua. Lo podés ver.
Y en aquella casita oigo cantar:
«Qué alegre y fresca
la mañanita».

2. Aquí pasaba a pie por estas calles

Aquí pasaba a pie por estas calles,
sin empleo ni puesto y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados
conocieron sus versos.

Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento…

Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.

Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo,
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor,
y los decretos.

3. Vi hace muchos años

Vi hace muchos años desde un bus en Virginia
o Alabama
una muchacha rosada, con pantalones azules
subida a una escalera, cortando manzanas
(la madre llamando desde adentro)
y otra muchacha, la hermana, pantalones azules
pintando de blanco el porche de la casa
-Y miraron hacia el bus que pasaba y aceleraba.
El tiempo ha pasado como el bus de la Greyhound
pero quedaron, a pesar de los años, la pintura
fresca en el porche
la brocha chorreando
la mano en la manzana, las miradas
hace años, una mañana, Virginia o Alabama
el estado está olvidado.

4. Sobre el mojado camino

Sobre el mojado camino en el que las muchachas con sus cantaros
van y vienen,
cortado en gradas en la roca,
colgaban como cabelleras o como culebras
las lianas de los arboles.
Y una especie de supersticion flotaba en todas partes.
Y abajo:
la laguna de color de limon,
pulida como jade.
Subian los gritos del agua
y el ruido de los cuerpos de color de barro contra el agua.
Una especie de supersticion…
Las muchachas iban y venian con sus cantaros
cantando un antigua canto de amor.
Las que subian iban rectas como estatuas,
bajo sus frescas ancoras rojas con dibujos
los cuerpos frescos de figura de anfora.
Y las que bajaban
iban saltando y corriendo como ciervas
y en el viento se abrian sus faldas como flores

5. Entras otra vez como música

Entras otra vez como música, como luz,
música sin ondas acústicas, luz sin fotones.
Caricia sin el tacto, sólo la pura caricia.
El que inventó el sexo
¿no sabrá amar?

6. La dulzura de ciertas palabras

La dulzura de ciertas palabras como
‘nosotros dos’.
Deambulo solitario entre los besos.
De mis soledades vengo
no vuelva a mis soledades.
Sentí que la eternidad
será esstar juntos los dos.
Dios que me quiere como si yo fuera Dios.
Alguna vez yo seré experto en amores
en tu cama, entre las sábanas.
Sexo de Dios.

7. Yo he sido muy ardiente

Yo he sido muy ardiente.
La historia de mi vida ha sido una historia de amor.
¿De amor? ¡De soledad!
De soledad y amor.
De soledad.
Sexualmente
muy ardiente.

8. Hora cero

Noches Tropicales de Centroamérica,
con lagunas y volcanes bajo la luna
y luces de palacios presidenciales,
cuarteles y tristes toques de queda.
«Muchas veces fumando un cigarrillo
he decidido la muerte de un hombre»,
dice Ubico fumando un cigarrillo…
En su palacio como un queque rosado
Ubico está resfriado. Afuera el pueblo
fue dispersado con bombas de fósforo.
San Salvador bajo la noche y el espionaje
con cuchicheos en los hogares y pensiones
y gritos en las estaciones de policía.
El palacio de Carías apedreado por el pueblo.
Una ventana de su despacho ha sido quebrada,
y la policía ha disparado contra el pueblo.
Y Managua apuntada por las ametralladoras
desde el palacio de bizcocho de chocolate
y los cascos de acero patrullando las calles.

¡Centinela! ¿Qué hora es de la noche?
¡Centinela! ¿Qué hora es de la noche?

9. Squier en Nicaragua

Las dos muchachas de Buena Vista:
La “blanquita” y la “negrita”
“Buena vista”, Caballeros!
Este hato se llama “Santa María de Buena Vista”!
Estos son mis niños pequeños
y aquéllas mis hijas grandes!
Una era blanca con el pelo rubio y los ojos azules
y la otra morena.
La negrita es hija de mi marido
Y la otra de un francés!
Y loras verdes entre los árboles.
Una casita de paja
rodeada de palmeras y de plátanos.
Caballeros, yo fui joven una vez…
Y las dos cabecitas juntas asomadas en la puerta
y los chiquillos desnudos, asustados.
Adiós, amigas!
Dios guarde a Ustedes, caballeros!
“Califooooooornia?”

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Legado de Ernesto Cardenal

Los poemas de Ernesto Cardenal seran recordados por los amantes de la poesia, su legado transcendera por varias generariones.